El 12 de febrero de 1814 tuvo lugar la Batalla de La Victoria, en los valles del estado Aragua, donde el general José Félix Ribas venció a las tropas realistas.
A las 8 de la mañana se abrió el fuego. Ribas se dirigió a su ejército: “Soldados, defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo de la Patria. No podemos optar entre vencer o morir; necesario es vencer. ¡Viva la República!”.
El general Ribas contaba con 1.500 hombres. Los realistas tenían más de 4 mil efectivos al mando de Francisco José Morales, quien asumió el mando debido a una herida sufrida por José Tomás Boves. Los llaneros y peones que formaban el grueso del ejército de Morales habían recibido la promesa de repartir entre ellos las riquezas que encontraran en el saqueo de Caracas.
40 reclutas formados
La lucha fue extremadamente sangrienta. A Ribas le mataron dos de sus cabalgaduras. Caía para montarse de nuevo. A las cuatro y media de la tarde, cuando había perdido casi la mitad de sus hombres, llegó el refuerzo enviado por el Libertador Simón Bolívar: unos 400 reclutas formados, entre otros, por jóvenes seminaristas de Caracas.
Los valientes Mariano Montilla y Vicente Campo Elías recibieron órdenes de cargar sobre los atacantes y abatieron a sus vanguardias, causándoles numerosos muertos. A las cinco y media de la tarde, los realistas se retiraron en desbandadas ante el choque de los patriotas. Ribas tuvo 100 muertos y 400 heridos. El jefe español Morales se retiró con 800 muertos.
No hubo prisioneros porque no se dio cuartel. La Patria sufrió la irreparable pérdida de Luis Rivas Dávila, mortalmente herido cuando hizo frente a una carga de la tropa de Morales. Bolívar felicitó a los vencedores de La Victoria y le concedió a Ribas el título de Vencedor de los Tiranos.
Vía Mazo
