El robot fue entrenado para reconocer el tiempo de compás y dar indicaciones con los distintos brazos, capaces de moverse independientemente unos de otros.
El robot dirigió la obra «Semiconductor’s Masterpiece», realizada por el compositor y pianista Andreas Gundlach y encargada por la Dresdner Sinfoniker.
El robot fue capaz de utilizar sus tres brazos para guiar a tres grupos separados de la orquesta, una habilidad que no hubiera sido posible con un solo director humano.
Gundlach explicó que la idea del robot se inspiró en los científicos de la Universidad Técnica de Dresde que desarrollan «cobots», robots colaborativos que no están pensados para sustituir a los seres humanos, sino para «trabajar con ellos».
Gundlach afirmó que el proceso de enseñar al robot los movimientos necesarios para dirigir «me hizo ver de una forma totalmente nueva lo maravillosa que es la creación de un ser humano».
Dos de los brazos del robot también dirigieron a los músicos en el estreno de «#kreuzknoten» de Wieland Riessmann, otra pieza en la que los instrumentos suenan simultáneamente en diferentes tempos.
Vía Noticias al día