La OMS se organiza con sus fechas para sensibilizar a la población respecto a las personas con diabetes, una enfermedad crónica que afecta a millones de personas y cuyo impacto va más allá de los aspectos físicos.
Aunque normalmente se centran en el control de la glucosa y la salud física, las investigaciones evidencian un vínculo significativo con la salud mental. Vivir con diabetes es un desafío constante, ya que los pacientes, además de monitorear su dieta, deben estar atentos a la medicación y los que requieren insulina enfrentan la ansiedad y los trastornos que puede ocasionar su administración.
Esta carga puede llevar a una serie de trastornos como ansiedad y depresión. Estudios revelan que las personas con diabetes corren un riesgo mayor de sufrir trastornos del estado de ánimo en comparación a otras que no tienen esa condición. La preocupación por los niveles de glucosa, la necesidad de seguir un régimen de alimentación, control de medicamentos y los síntomas físicos, pueden generar un estrés crónico, que afecta la calidad de vida y puede interferir en el manejo eficaz de la enfermedad, creando un círculo vicioso en donde la mala salud mental contribuye.
La ansiedad les conduce a episodios de hipoglucemia, lo que intensifica el miedo y la preocupación, creando un ciclo de retroalimentación negativa. Parte de la estrategia para el manejo integral de la diabetes, consiste en informar al paciente y sensibilizar a su familia sobre la conexión con su salud mental.
La educación del entorno ayuda a reducir el estigma social y facilita la apertura para expresar sus emociones y buscar apoyo profesional.
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