La adolescencia es una etapa de cambios y autodescubrimiento, de tránsito de la infancia a la adultez y también un terreno fértil para la aparición de problemas de salud mental que, generalmente, pasan desapercibidos o se minimizan.
Durante la adolescencia se experimentan cambios físicos, emocionales y sociales, transformaciones que los hacen más vulnerables a trastornos mentales como la ansiedad y la depresión, o se hacen evidentes el déficit de atención e hiperactividad (Tdah).
Según la OMS entre el 10% y 20% de la población adolescente experimenta algún trastorno mental por lo que debe tener atención oportuna para minimizar la alta presión social y académica, la necesidad de sobresalir en las expectativas sociales, que generan altos niveles de estrés.
Los cambios hormonales, cuyas fluctuaciones afectan el estado de ánimo y la estabilidad emocional. La dinámica familiar, los conflictos y la falta de apoyo emocional influyen negativamente en la emocionalidad de los más jóvenes.
Otro factor a considerar es el uso excesivo de redes sociales, pues aumenta la comparación, genera ansiedad y afecta la autoestima.
La detección temprana de estos problemas es crucial, ya que los adolescentes no son capaces de expresar sus sentimientos o pensar que deben ser atendidos. Por ello, los padres, educadores y profesionales de la salud deben estar atentos y reconocer signos de alerta como alteraciones en el comportamiento, aislamiento social o cambios drásticos en su estado de ánimo. Cuidar la salud mental en la adolescencia es invertir en un futuro más brillante.
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