El humorista venezolano George Harris se presentó este domingo 24 de febrero en el festival de Viña del Mar y de inmediato su actuación se hizo viral, pero no por las razones que un artista espera.
El caraqueño que reside reside en Miami desde el 2011 no logró convencer al gran «Monstruo» de la Quinta Vergara y no pudo culminar su acto a pesar de que había dicho que fue asesorado por chilenos para conquistar a un público que ha sido muy duro con los comediantes, como le sucedió a Alejandra Dueñas, quien, coincidencias o no, se presentó después del salsero Marc Anthony, como el venezolano.
Rutina internacional
Harris intentó hacer una rutina internacional, o al menos no centrada en los venezolanos o los que hacen vida afuera del país (su rutina natural), hablando de la dependencia al celular o de TikTok e Instagram, pero el público de Viña no le seguía, los aplausos parecían venir más de los venezolanos presentes.
Ante lo sucedido, Harris dijo frases como: “No puedo creer que haya gente que haya comprado la entrada para pitar” o “¡levántate una venezolana, marico!, ¿vas a estar toda la noche (pitando)?”. También: “¿No te gusta? vete a por un refresco?”. En un momento preguntó: «¿Qué les hice, qué pasó?”.
A los 11 minutos del show, expresó: “Si quieren que me vaya, yo no tengo problemas y me voy”. Igualmente: “Quizás ustedes se dejaron influenciar por los medios de comunicación amarillistas. Así es muy complicado que los artistas vengan a presentarse en el escenario”.
«Ni Xuxa sufrió tanto»
A los 15 minutos, Harris se despidió. Luego regresó, aupado por los presentadores, pero tras intentarlo dos veces más, abandonó definitivamente. Dejó dos frases que tal vez se recordarán para bien o para mal: “Yo no quiero insistir en esto, qué lástima que ganen los malos siempre» y: «Ni Xuxa sufrió tanto».
En las redes sociales, muchos seguidores del humoristas y venezolanos culparon a la «xenofobia» como el principal motivo del rechazo al show, mientras que medios como La Tercera de Chile recordaron que Harris se había metido con la sociedad chilena en X o en shows previos. Incluso que era un «desconocido» para el público local.
En 2021, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó «actos violentos y xenófobos, realizados por particulares, en contra de personas migrantes venezolanas en Chile».
Otros casos parecidos
En 2019, la exitosa comediante chilena de stand-up, Alejandra Dueñas, mejor conocida como Jani, se presentó en Viña y tuvo una recepción muy parecida a la del venezolano, eso a pesar de que que era muy valorada por los medios de comunicación y público locales.
Actuó después de Marc Anthony y apenas fue nombrada, recibió ciertos aplausos, pero tras unos minutos empezó a ser pitada. “¿Hacemos chistes de penes?”, preguntó, sin embargo, al igual que con Harris, el público no respondió.
“Me sorprenden mucho, Creo que es porque están esperando a David Bisbal”, dijo Dueñas para intentar ganarse el público, aunque no lograba respuestas positivas. Tras pedir ayuda a los presentadores, después de poco más de 30 minutos, abandonó el escenario.
“El público quería más chiste cortos y yo quería invitarlos a dar un paseo por mi cerebro y no quisieron venir”, razonó Dueñas después de su fracaso.
Pero no es solo Dueñas, desde 1990 la mayoría de artistas que han fracasado en Viña son humoristas. Un caso muy sonoro fue el de la actriz chilena Vanessa Miller en 2003, quien interpretaba a varios personajes folclóricos. Y un año después el turno fue para Natalia Cuevas, que antes había sido adorada por el mismo público.
Incluso artistas internacionales también han sucumbido. En 2000 Xuxa era conocida en todo el mundo y su tema “Ilariê” se entonaba como un himno, pero la cantante terminó llorando frente a todo el público del Festival de Viña del Mar después de enormes pitas sonoras.
De hecho, Harris no es el único venezolano en ser pitado en Viña. En 1985, en pleno éxito, María Conchita Alonso no pudo terminar su show. Hasta ahora circulan muchas versiones de lo sucedido. Algunos hablan de que fue «saboteada». Ella explicó que no llegó con sus partituras y «el director se molestó».
Lo cierto del caso es que la voz parecía ir por un lado y la orquesta por otro.
Vía El Estímulo
