
El misterio de la salida de Ramón Valdés (Don Ramón) de El Chavo del 8 estalla con testimonios explosivos. Su hijo Esteban Valdés declara: «A mi papá no le importaba ganar miles de dólares si no estaba a gusto». Revela que Florinda Meza tomó «atribuciones que no le parecían» mientras Roberto Gómez Bolaños no intervenía, llevando al actor a renunciar en 1979 cuando su personaje era el alma de la vecindad.
Carmen Valdés, hija del comediante, corrobora el conflicto: «Florinda empezó a tomar decisiones que no le correspondían, como querer dirigir a los personajes». Don Ramón, hombre pacífico, prefirió retirarse ante el ambiente tenso. Carlos Villagrán (Quico) aporta otra versión: «Por solidaridad de que sacaron a Quico, se fue Don Ramón también», teoría reforzada por su proyecto conjunto posterior ¡Ah, qué Kiko!.
Miguel Valdés, nieto del actor, enfatiza su carácter conciliador: «No le gustaban las confrontaciones. Cuando eso dejó de funcionar, dijo: ‘Con permiso, yo le voy al Necaxa'». Revela que su breve regreso en 1981 coincidió con el inicio del cáncer de estómago que padecía, enfermedad que su familia manejó con discreción: «Nunca supo completamente el diagnóstico», recibiendo cuidados que prolongaron su vida tres años.
Pese a su muerte en 1988 a los 64 años, el legado de Don Ramón perdura intacto. Su ternura disfrazada de regaños y complicidad con El Chavo lo mantienen como ícono cultural, trascendiendo disputas tras bambalinas que cambiaron para siempre la vecindad más querida de Latinoamérica.
Vía Diario 2001