
La actriz venezolana y ex Miss Venezuela 2002, Mariángel Ruiz, rompió el silencio sobre el trastorno neurológico que afecta los músculos de su rostro. A través de un video publicado en su cuenta de Instagram, Ruiz explicó que fue diagnosticada con distonía, una enfermedad del sistema nervioso que provoca movimientos involuntarios y espasmos musculares.
“Esto que tengo se llama distonía… desafortunadamente para mí, me pasa en la cara”, dijo en el video, con la intención de aclarar dudas y detener los comentarios negativos que ha recibido por los gestos involuntarios que a veces se notan en sus apariciones públicas.
¿Qué es la distonía y cómo afecta a Mariángel Ruiz?
Según relató, los primeros síntomas comenzaron con una fuerte resequedad en los ojos, luego se transformaron en tics faciales ocasionados por el estrés, hasta que finalmente fue diagnosticada con distonía por especialistas.
“Pasé por un viacrucis de varios médicos para llegar al diagnóstico”, confesó.
La distonía no tiene cura, pero puede ser tratada. En su caso, su tratamiento incluye el uso de toxina botulínica (bótox) para disminuir la fuerza muscular, así como ansiolíticos y anticonvulsivos para evitar que los síntomas se intensifiquen.
Estrés, agotamiento y salud emocional
Mariángel Ruiz también resaltó el impacto emocional que ha tenido esta condición en su vida diaria. Afirmó que el estrés y el cansancio agravan los síntomas, por lo que ha aprendido a priorizar la paz, el descanso y la estabilidad emocional.
“Hubo días en que no quería salir de mi habitación. Me daba pena mostrarme así”, confesó con honestidad.
Con el apoyo de una neuróloga y una terapeuta psicológica, la artista ha logrado recuperar parte de su rutina.
“Volví a trabajar antes de sentirme completamente bien. Esa fue mi forma de ir ganándole a la enfermedad”, comentó.
Un mensaje de fortaleza para quienes atraviesan lo mismo
A través de su testimonio, Mariángel Ruiz busca acompañar a otras personas que enfrentan enfermedades invisibles, físicas o emocionales. Su mensaje es claro: no hay que esperar a estar completamente bien para continuar con la vida.
Ahora, más decidida que nunca, Mariángel continúa trabajando y compartiendo su experiencia con quienes atraviesan situaciones similares, convirtiéndose en un símbolo de valentía y empatía.