La muerte Luis Armando Lima (54), por problemas de salud, alertó a los familiares de los demás detenidos recluidos en los calabozos preventivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Maturín, por lo que denunciaron las condiciones «inhumanas» en las que se encuentra el lugar.
Explicaron desde las afueras del retén policial, ubicado en la avenida Bella Vista, que los detenidos se han enfermado con Tuberculosis, Sarna, abscesos, fiebre, hongos, piojos y hasta Covid-19; sumando a esto el retardo procesal que aumenta el hacinamiento, pues aseguran que son más de 300 presos los recluidos en esta sede del Cicpc.
Carol Lima, hermana del preso fallecido este miércoles 23 de febrero, relató que Luis agravó este fin de semana. «Sabíamos que estaba enfermo, pero no sabemos de qué, porque solo nos avisaban por cartas. El sábado logré verlo y le dije que íbamos a conseguir un permiso a través de la abogada para llevarlo al Hospital porque se vía muy mal. Sin embargo, esta mañana cuando voy no me dicen nada, sino hasta luego de unas horas que el estaba muerto, que así lo habían conseguido».
La mujer comentó que su pariente llevaba dos meses recluido en el Cicpc tras ser señalado, «injustamente», de haber cometido un delito. «Luis Armando nunca había sufrido de ninguna enfermedad, nunca nos dijeron que estaba tan mal; él sólo presentaba fiebre por unos nacíos», aseguró.
«Están viviendo en el mismo infierno»
Por su parte Johana Vallenilla, quien viaja todos los días desde Urica (Anzoátegui), expresó: «nuestros familiares merecen atención médica. Es inhumana esta situación. Mi hijo me dijo que está con Dios, pero que estaba en el mismísimo infierno. De allí salen enfermos, sucios y hediondos».
Glaris Velásquez, otra de las denunciantes, aseveró que «una vez cada 15 días vemos a nuestros familiares y menos de 5 minutos. No estamos diciendo que no paguen su pena, pero que sean en sitios dignos. Hay tres celdas: una para mujeres, otra para funcionarios y a la última le dicen “infierno grande”, que es donde están más de 300 detenidos»
«La sarna es el pan nuestro de cada día», dijo, agregando que el retardo procesal lleva los procesos de 45 días a más de 3 meses.