
La última etapa de la Vuelta Ciclista a España en Madrid terminó de manera caótica, con un saldo de 22 policías nacionales heridos y dos personas detenidas.
Los incidentes se produjeron durante las manifestaciones propalestinas que impidieron el paso del pelotón, obligando a la organización a suspender la etapa.
Según fuentes policiales, los agentes sufrieron contusiones por el lanzamiento de vallas y otros objetos por parte de manifestantes en diferentes puntos del centro de la capital. Los dos arrestados fueron detenidos por desórdenes públicos.
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Caos en las calles y críticas a la gestión política
A pesar de un gran despliegue de 1,100 policías y 400 guardias civiles, los ciclistas no pudieron llegar a la meta. A 56 kilómetros del final, grupos de manifestantes lograron invadir la calzada y, en el Paseo del Prado, apilaron decenas de vallas y lanzaron objetos contra los agentes.
Sindicatos policiales como el SUP y JUPOL han criticado duramente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a otros líderes políticos por, según ellos, alentar las protestas. El SUP lamentó que la «conveniencia política» llevara a la cancelación de la etapa y acusó a Sánchez de «alimentar la protesta» y «dejar en evidencia a los compañeros».
Por su parte, JUPOL calificó de «impecable» la labor de los policías y señaló que los altercados son una «consecuencia directa» de la irresponsabilidad de quienes, desde el poder, han alentado el boicot a un evento deportivo internacional.
Ambos sindicatos insisten en que los criterios operativos y la seguridad ciudadana deben prevalecer sobre los intereses políticos.
Con información de Globovisión