
Si eres de los que siempre llegan tarde, la ciencia tiene una explicación que va más allá de la mala educación o la falta de respeto. Investigadores han descubierto que la impuntualidad no siempre es una cuestión de elección, sino que está profundamente ligada a la percepción del tiempo, rasgos de personalidad e incluso a la neurología.
Percepción del tiempo y optimismo
Según el neurocientífico Hugo Spiers, una de las principales razones para la impuntualidad es la subestimación del tiempo. Muchas personas son «optimistas con el tiempo», calculando mal cuánto tardarán en llegar a un lugar o completar una tarea.
Este fenómeno es más común en trayectos conocidos, ya que tendemos a basar nuestra estimación en la «mejor marca» que hemos logrado, sin tomar en cuenta variables como el tráfico o los imprevistos.
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Además, la memoria del tiempo juega un papel importante. Al planificar, usamos recuerdos de experiencias pasadas, que no siempre son precisos. Por ejemplo, podemos pensar que una tarea toma 10 minutos, cuando en realidad siempre nos ha tomado 20.

El ritmo de la música, el ruido ambiental e incluso la multitarea también influyen en nuestra percepción, haciendo que sintamos que el tiempo pasa más lento o más rápido de lo que realmente lo hace.
Rasgos de personalidad y salud mental
Más allá de la percepción, la personalidad también influye. Las personas con bajos niveles de «conciencia» —un rasgo asociado con la organización y la responsabilidad— suelen tener dificultades para planificar y gestionar el tiempo de manera eficiente.
En algunos casos, la impuntualidad crónica puede estar relacionada con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), ya que este trastorno puede afectar la capacidad de una persona para estimar el paso del tiempo y organizarse.
La procrastinación, un factor emocional, también contribuye a los retrasos, ya que posponemos tareas que nos generan estrés o incomodidad hasta que estamos contra reloj.
Estrategias para mejorar la puntualidad
La buena noticia es que la puntualidad se puede mejorar con práctica. No se trata solo de ser más disciplinado, sino de aprender a trabajar con tu percepción del tiempo y tus hábitos. Algunas estrategias recomendadas por los expertos incluyen:
- Establecer alarmas para cada paso de tu rutina.
- Empezar a prepararse antes de lo que crees que necesitas.
- Dejar un margen de tiempo extra para imprevistos.
- Reducir la multitarea para enfocarte en una actividad a la vez.
La próxima vez que llegues tarde, recuerda que tu cerebro podría ser más optimista de lo que crees. Con un poco de conciencia y algunos cambios en tus hábitos, puedes empezar a llegar a tiempo.
Con información de Yahoo