
Casi 400 estudiantes de Derecho de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho (UGMA), sede Maturín, se están viendo afectados por las malas condiciones de la infraestructura donde reciben clases, por lo que alzan sus voces en protesta por segunda vez en busca de una solución.
Comentan que desde el inicio de este año 2025 han hecho varias solicitudes a la universidad para que haya una correspondencia entre el pago de las matrículas y el prestigio que, según ellos, exhibe la casa de estudios, ya que aseguran que la realidad no es como la han «pintado».



“En la publicidad que hacen a través de las redes sociales comentan que esta es una universidad digna y que es un privilegio estar aquí. Pero verdaderamente lo que vemos desde adentro es una infraestructura pobre, mediocre, con grandes deficiencias, y lamentablemente, los que nos vemos afectados somos los casi 400 estudiantes”, dijo José Abreu, estudiante de Derecho.
Promesas incumplidas
Señala que antes de irse de vacaciones, los directivos les prometieron que al regresar tendrían una universidad renovada con muchos beneficios, pero no fue así. Encontraron las instalaciones en las mismas condiciones. Además, resalta que la única diferencia es el aumento del canon de la matrícula, que pasó de alrededor de 900 dólares a más de 1.000 dólares mensuales.
“Lo que queremos es que cumplan con las promesas que nos han hecho, como instalaciones dignas, ya que no tenemos un plantel propio y vemos clases en un minicentro comercial, queremos tener aulas adecuadas y que se nos haga valer nuestros derechos como estudiantes”.
Destacan que los techos con goteras y hundidos y además las paredes desgastadas representan un riesgo, ya que si colapsan los estudiantes corren peligro.


Piden la destitución de la directora
Asimismo, Franklin Smool, también estudiante de Derecho, mencionó que han recurrido a las autoridades rectorales para que atiendan estas problemáticas, por lo que hacen un llamado al Ministro de Educación Universitaria, Ricardo Sánchez, para que ayude a solucionar esta situación.
«Nosotros pagamos más y recibimos menos. Queremos que nuestro dinero se haga valer”, concluyó Smool.
Fotos/Juan Goitía