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Atleta transgénero Hannah Caldas, suspendida 5 años por negarse a someterse a una prueba genética

Esta prueba se dio exigida después incluso de que la atleta proporcionara a World Aquatics su certificado de nacimiento, donde figura como mujer

Hannah Caldas es una reconocida atleta transgénero portuguesa de 48 años. Empezó a practicar la natación bajo su nombre primerizo, Hugo, y de 2012 a 2021 compitió en la categoría femenina de CrossFit. Durante las últimas semanas, Caldas se disponía a participar en un torneo de natación dentro de su rango de edad y del marco de World Aquatics Masters, hasta que la misma federación internacional le exigió someterse a una prueba genética a su propio costo para demostrar el cumplimiento de su requisito cromosómico específico. Ella se negó.

Esta prueba se dio exigida después incluso de que la atleta proporcionara a World Aquatics su certificado de nacimiento, donde figura como mujer. El pasado mes de agosto, US Masters Swimming ratificó su condición después de participar en otro campeonato en categoría femenina atrás en abril. Ella también apela a esto, en su defensa.

«Las pruebas cromosómicas son procedimientos invasivos y costosos. Mi seguro se niega a cubrirlas porque no son médicamente necesarias. Ningún estado de Estados Unidos exige pruebas genéticas para eventos deportivos recreativos como estos. Ni siquiera US Masters Swimming, el organismo rector nacional de la natación recreativa para adultos en el país, las exige para nada», argumenta la portuguesa.

Ante esta postura —que no estas declaraciones, llegadas después—, World Aquatics ha anunciado su decisión de suspender a Caldas sin competir hasta el 18 de octubre de 2030. Además, todos sus resultados cosechados desde el 19 de junio de 2022 hasta el 17 de octubre de 2024 quedarán descalificados.

«Entiendo y acepto las consecuencias de no cumplir con una investigación de World Aquatics», continúa Hannah. «Pero si una suspensión de cinco años es el precio que debo pagar para proteger mi información médica más íntima, entonces definitivamente lo afronto, por mí y por todas las demás mujeres que no quieren someterse a pruebas médicas altamente invasivas solo para nadar en una competencia para adultos mayores».

«Llevo más de 30 años nadando en eventos oficiales y estoy dispuesta a dejarlo todo. Mi vida y mi privacidad ya han sido invadidas lo suficiente. Es hora de priorizar mi salud y seguridad personal», sentencia.

Vía ABC

Noelis Idrogo

Periodista en La Prensa de Monagas

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