Los recientes ataques de Rusia con bombas aéreas guiadas modificadas contra regiones ucranianas más alejadas del frente han generado una nueva alarma en Kiev.
Estos proyectiles, que incluyen motores de propulsión a reacción, ahora tienen un alcance ampliado de hasta 200 kilómetros, permitiendo a Moscú impactar ciudades costeras como Odesa, atacada por primera vez con esta arma el viernes.
Expertos advierten que esta capacidad aumenta la presión sobre Ucrania para conseguir sistemas de defensa aérea eficaces.
Expansión de la amenaza a zonas civiles
Rusia ha utilizado tradicionalmente bombas aéreas guiadas para destruir posiciones militares y arrasar ciudades fronterizas, lanzando entre 4.000 y 5.000 de estos proyectiles al mes. No obstante, las versiones recientemente modificadas, conocidas como «Grom-1/2», marcan una alarmante expansión de la amenaza.
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Hasta hace poco, regiones como Cherníguiv, Sumi y Járkov eran las más afectadas, con un alcance máximo de 20 a 25 kilómetros dentro del territorio.
Ahora, los ataques contra ciudades como Mykolaiv (16 de octubre), Poltava, Odesa y Kamianske (Dnipropetrovsk) demuestran que las bombas, lanzadas a 50-80 km del frente, pueden penetrar hasta 150-200 kilómetros en el interior de Ucrania.
Oleg Kiper, jefe de la Administración Regional de Odesa, afirmó tras el ataque a su región
«Se trata de una nueva y grave amenaza para la región de Odesa, que supone un peligro inmenso para la población civil y causa una destrucción significativa».
Poder destructivo y producción rusa
Aunque estas bombas modificadas transportan menos carga explosiva que las versiones estándar, su poder destructivo sigue siendo formidable, capaz de derrumbar un edificio de cinco pisos con el impacto, según indicó Oleksandr Kovalenko, experto militar del grupo Resistencia Informativa.
Vadím Skibitskí, subdirector de inteligencia militar de Ucrania, confirmó que Rusia ha comenzado la producción en serie de estas bombas, aunque Kovalenko estima que la fabricación actual se limita a unas 50 unidades mensuales.
Defensa aérea ucraniana bajo presión
La capacidad para contrarrestar estas armas y los aviones que las lanzan es limitada. Aunque Yuriy Ignat, portavoz de la Fuerza Aérea de Ucrania, describió las bombas como «no especialmente peligrosas» y comparables a lentos misiles de crucero, e incluso confirmó que dos de las tres bombas lanzadas contra Odesa fueron interceptadas, los expertos alertan sobre la escasez de defensas.
Valeri Romanenko, experto en aviación, advirtió a Espreso TV que, aunque es posible derribarlas, «dada la cantidad lanzada por Rusia, no tendremos suficientes misiles». La alta velocidad de las bombas también hace ineficaces a los drones interceptores utilizados contra los lentos drones Shahed.
Búsqueda de soluciones a largo plazo
El Ministerio de Defensa de Ucrania confirmó el 24 de octubre la colaboración en curso con países de la OTAN para desarrollar defensas aéreas específicas contra esta nueva amenaza.
La llegada de aviones de combate avanzados, como el Gripen sueco, anunciada por Kiev, podría mejorar la capacidad de Ucrania para interceptar o atacar los aviones rusos antes del lanzamiento. Sin embargo, las entregas podrían tardar entre uno y tres años.
Oleksandr Kovalenko declaró a EFE que la contramedida más eficaz es neutralizar la flota aérea rusa. Expertos sugieren que Ucrania necesita armas de largo alcance para atacar las bases aéreas rusas, buscando repetir el éxito de operaciones anteriores que lograron dañar decenas de aviones rusos.
Con información de El Nacional