El trabajo de oficina no solo implica un estilo de vida sedentario, pues los altos niveles de estrés que suele haber en estos espacios aumentan la edad biológica de las personas, alterando su organismo incluso a nivel celular. Las consecuencias para el organismo del llamado asesino silencioso parecen imperceptibles, pero se acumulan gradualmente y pueden provocar enfermedades.
Desde la perspectiva psicológica, el estrés laboral es una respuesta emocional y física a las exigencias en el trabajo que exceden la capacidad del individuo para manejarlas. La tensión puede dar lugar atrastornos emocionales, problemas de salud física y disminución del rendimiento laboral.
Síntomas depresivos
Según expertos, esta afección es responsable de más de un tercio de las enfermedades relacionadas con el trabajo y de casi la mitad de todos los días laborables perdidos por enfermedad. Revisiones sistemáticas y análisis de datos observacionales sugieren que el estrés laboral y los entornos de trabajo poco funcionales están asociados con el desarrollo de síntomas depresivos.
Las largas jornadas laborales también están vinculadas a un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, enfermedades cardíacas y diabetes, así como con un estilo de vida poco saludable que incluye la inactividad, el tabaquismo y el consumo de alcohol.
El impacto de las exigencias laborales se refleja con más claridad en los rostros de quienes ocupan cargos de gran responsabilidad. Así, al comparar fotos de los presidentes de Estados Unidos el día de su investidura y el último día de su mandato, muchos parecen haber envejecido varios años más de lo que marca el calendario. En este sentido, se han realizado estudios científicos que buscan aclarar si esto ocurre en realidad.
British Medical Journal
Los resultados son contradictorios. Una investigación publicada en 2015 en la revista médica BMJ (British Medical Journal) reveló que ser elegido y ocupar un cargo público conllevaba un riesgo 23 % mayor de muerte prematura en comparación con los candidatos políticos que quedaron en segundo lugar.
Asimismo, reveló que los líderes mundiales vivían casi tres años menos que los candidatos a los que habían derrotado en las últimas elecciones.
En contraste, una publicación de Journal of the American Medical Association en 2011, no encontró pruebas de que los presidentes de Estados Unidos mueran antes que el resto de los hombres.
Vía Alertas24