Numerosos estudios han puesto a prueba las propiedades de estos lentes. El veredicto: no hay evidencias concluyentes de que proporcionen ningún beneficio.
Como ejemplo reciente y extenso, una amplia revisión ha repasado todos los ensayos clínicos relevantes que evalúan las lentes bloqueadoras. Pero la directora de esta revisión, la optometrista y científica de la visión Laura Downie, de la Universidad de Melbourne, aclara: la mayoría de estas lentes en realidad solo reducen la transmisión de luz azul en un 10-25 %.
“En general, basándonos en los datos clínicos publicados, relativamente limitados, nuestra revisión no apoya el uso de lentes con filtro de luz azul para reducir la fatiga visual por el uso de dispositivos digitales”, concluye Downie.
Añade que no está claro si estos lentes afectan a la calidad de la visión o al sueño, y no pueden extraerse conclusiones sobre posibles efectos en la salud de la retina, “todo esto se refiere a los adultos; aún no sabemos si los efectos son diferentes para los niños”, advierte.
“Mi consejo es: no creas todo el bombo publicitario de la luz azul y no gastes el dinero en productos que no necesitas”, afirma Phillip Yuhas.
Lo que él y otros expertos recomiendan es más sencillo y asequible: si trabajamos frente a una pantalla, procurar mantener un ritmo normal de parpadeo, descansar la vista a intervalos según la llamada regla del 20/20/20 —cada 20 minutos, mirar durante 20 segundos a un objeto a 20 pies (seis metros)—, e hidratar los ojos con lágrima artificial si es preciso; revisarnos y graduarnos la vista, y utilizar las gafas; por la noche, evitar las pantallas dos o tres horas antes de dormir; si necesitamos una luz nocturna, emplear luz roja tenue. Y por supuesto, exponernos a la luz natural durante el día.
Vía VTV