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El truco fácil de cocina para que las berenjenas no absorban aceite al freírlas

Descubre este y otros secretos para que tus berenjenas fritas queden de fábula, e incluso menos amargas. ¡Toma nota!

La berenjena es una hortaliza de verano ligera y digestiva que te ayudará a mantener a raya el colesterol y la oxidación celular. Y aparte, es un alimento riquísimo con un sabor intenso que puedes preparar de muchas formas distintas y a la vez vistosas. Una de ellas es el pastel de berenjenas, que te demuestra que a veces lo más sencillo es lo más rico.

También puedes hacer los bocaditos de berenjena en airfryer, lo que te ayudará a controlar el aceite, sobre todo si lo utilizas en spray. Las berenjenas al horno con queso de cabra y pimientos del piquillo son otra de las opciones que te hará la boca agua, como suele decirse.

¿Y qué pasa si te apetecen fritas como las de toda la vida? Sería el caso por ejemplo de las berenjenas fritas con miel de caña o melaza, muy típicas de provincias como Málaga (sobre todo de la comarca de la Axarquía), Granada y Córdoba. Ya te habrás dado cuenta que las berenjenas fritas absorben mucho aceite. ¿Por qué sucede esto? ¿Es posible evitarlo?


Procura escurrir las berenjenas fritas sobre rejilla para que sigan crujientes.


¿Te has dado cuenta de lo poco que pesa una berenjena para el tamaño que tiene? La estructura de la berenjena está formada por pequeños espacios vacíos llenos de aire, y son justo esos espacios los que provocan el efecto esponja al sumergirla en aceite. Así, cuanto más tiempo esté friéndose, más aceite absorberá. Por otro lado, la berenjena contiene mucho agua que, al evaporarse, pasa a ser sustituida por aceite, con lo que otro motivo más para pensártelo mucho.

Para que no tengas que renunciar a ellas y puedas tomarlas cuando te apetezca, te conviene conocer este truco tan fácil como efectivo. Lo que tienes que hacer es sumergir la berenjena en agua con gas fría. Sí, has leído bien, agua con gas fría. Una vez lo hayas hecho, sécala bien y elimina todo rastro de agua para que al entrar en contacto con el aceite caliente este no salte.

A continuación pásala por harina de garbanzo y no de trigo, ya que esta absorbe más aceite y más humedad. También puedes mezclar las dos o incluso utilizar la de arroz que mejora la textura. A la hora de freír, hazlo en abundante aceite caliente, pero sin que llegue a humear; en caso de que estuviera frío, se confitarían y quedarían blandas.

A la hora de escurrir la berenjena hazlo en rejilla en vez de sobre papel absorbente (puedes poner el papel debajo de la rejilla para que no manche la encimera). La idea es que circule el aire para que mantenga su textura crujiente y no se reblandezca.

Y si lo que te interesa es eliminar el amargor de la berenjena, aunque no vayas a freírla sino a prepararla de otra manera, te resultará muy útil conocer el truco de la sal. Para ello tendrás que partirla por la mitad, espolvorear sal sobre la pulpa y dejarla reposar media hora en un colador. A continuación tendrás que enjuagarla y secarla con papel de cocina. Cocínala enseguida para evitar que se ennegrezca. ¡Así de fácil!

Vía Cuerpo Mente

Noelis Idrogo

Periodista en La Prensa de Monagas

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