A menudo, las personas se sienten culpables o confundidas al experimentar el deseo de no querer ver o hablar con sus amigos, incluso con aquellos a quienes aprecian. Este sentimiento, que genera tabú, lleva a muchos a forzar encuentros por compromiso o a usar «mentiras piadosas» para excusarse.
La psicóloga sanitaria Leticia Martín Enjuto (@psicologaleticiamartin.com) aclara que esta distancia no siempre es señal de que algo vaya mal con la otra persona, sino de saturación emocional.
«Cuando estamos sobrecargados —por el trabajo, las responsabilidades o los cambios personales— nuestro cuerpo y nuestra mente nos piden espacio y silencio. En esos momentos, incluso los planes agradables pueden sentirse como un esfuerzo», explica la experta.
Identificar el patrón: ¿Espacio personal o fin del vínculo?
La hiperconexión actual y el hartazgo de la tecnología son factores que contribuyen a esta necesidad de desconexión. Sin embargo, cuando la falta de ganas se dirige hacia un amigo específico, puede indicar que la relación ha cambiado o que exige más energía de la que se posee.
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Martín Enjuto subraya que la clave está en observar el patrón emocional:
- Saturación General: Si la desgana ocurre con varias personas o actividades, el problema es el agotamiento personal.
- Vínculo Específico: Si solo sucede con alguien en particular, «quizá el vínculo esté pidiendo una transformación o un nuevo equilibrio».
La psicóloga insiste en que la distancia no necesariamente implica la pérdida de cariño, sino una señal de que la relación necesita una forma distinta de expresarse.
El autocuidado como acto de amor propio
Sentir la necesidad de un recogimiento no es un acto de egoísmo, sino de amor propio y una forma de proteger la energía. La experta aconseja escucharse sin juicio y con amabilidad para determinar si el silencio o la soledad reconectan con la calma.
En estos casos, el consejo fundamental es «no forzarse ni culpabilizarse». Un comportamiento de autocuidado denota madurez emocional.
Señales de que el distanciamiento es definitivo:
- Sentirse cansado incluso antes del encuentro.
- Necesitar silencio o rutina más que conversación.
- Percibir que las interacciones dejan una sensación de vacío en lugar de reconfortar.
Si el deseo es mantener el lazo a pesar de la necesidad de espacio, Leticia Martín recomienda la comunicación honesta y afectuosa: «Decir algo como que estás en una etapa más tranquila, que necesitas cuidarte un poco y recargar ayuda a mantener el lazo sin dañarlo».
Con información de Yahoo