
La celebración eucarística fue presidida por Monseñor Pérez Lavado
La Diócesis de Maturín celebró este sábado 1 de abril, la Solemne Misa Crismal, donde el clero en pleno renovó sus votos, en la fidelidad a Dios en el servicio que le fue encomendado.
Monseñor Enrique Pérez Lavado presidió la celebración donde se consagran los Santos Óleos y el Santo Crisma, este último con el que fueron ungidos por el Señor los sacerdotes, reyes, mártires y profeta, a ejemplo de David.
Justo en el momento de la bendición del Crisma, los clérigos se unen a la oración guiada por el pastor de la Iglesia, de esta manera reafirmando su compromiso con Dios.
Es de recordar que esta importante celebración tenía lugar, en tiempos pasado, los Jueves Santos, pero luego de la pandemia de la covid-19, en Maturín, por decisión de la máxima autoridad se rodó hasta el sábado anterior más próximo a la Cena del Señor.

Durante su homilía, Pérez Lavado destacó que «la Misa Crismal es una celebración que se hace una vez al año con la participación de todos los sacerdotes de la Diócesis de Maturín. Es la reunión más importante de los fieles, los sacerdotes y el Obispo para significar la unidad que existe en el pueblo católico. Una comunión y unidad que distingue la relación entre la Iglesia Católica Universal, el Papa y los fieles».

Este rito, resaltó el Obispo de Maturín, «nos dispone a vivir la Semana Santa, el tiempo más sagrado de todo el año, cuando se celebra la Pascua de Jesús El Señor: su pasión, muerte y resurrección; que, por nuestra fe, ha traído a la salvación y redención del mundo entero».

¿Para qué se utiliza en Santo Crismal y Óleos?
El Santo Crisma proviene de la palabra latina chrisma, que significa “unción”, y este del griego χρ?σμα. El Crisma es el aceite con el cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes. Aparte de estos sacramentos, se emplea en la dedicación de las nuevas iglesias, la consagración de los nuevos altares o la consagración de campanas.

El Santo Crisma representa la gracia del Espíritu Santo, y está compuesto por una mezcla de aceite de oliva y de perfumes, por lo que, como dice san Pablo en su Segunda Carta a los Corintios, nos ayuda a “desprender el buen olor de Cristo”. Este destaca entre los otros dos por la brillantez que los perfumes le dan al ungüento. A diferencia de los Santos Óleos, el Santo Crisma no se bendice, si no que se consagra, por lo que lleva el sello del don del Espíritu Santo.

Por otro parte, los Santos Óleos son dos: el de los catecúmenos y el de los enfermos. Ambos se bendicen, no consagran, como el Santo Crisma. El Óleo de los Catecúmenos significa purificación y fortaleza, por eso se impone justo antes del Bautismo que es la liberación del pecado.
Con este óleo santo se pronuncia un exorcismo, ya que se renuncia explícitamente al diablo de manera que el ungido, el que se prepara para entrar en el mundo de Cristo, pueda vencer la lucha contra el mal. En cambio, el Óleo de los Enfermos sirve para impartir el sacramento de la Unción de los Enfermos, que tiene la fuerza de dar sanación a aquel que está enfermo y afecto a aquél que está a punto de morir, tal y como indica el apóstol Santiago en su carta.
Fotos: Osmel Rodríguez