Silvia Sánchez Carrero ama a Maturín. Lo ha demostrado no solo con palabras, también con hechos que han dejado huellas, como el del pasado sábado 26 de agosto, un recorrido peatonal que llamó “De la Libertad al Amor”.
Esta ruta estuvo cargada de anécdotas, descubrimientos, vivencias, sonrisas y mucho aprendizaje. Al menos así lo explican quienes asistieron a esta caminata por algunas de las calles de la Sultana de la Guarapiche, mientras conocían la historia de cada uno de los lugares que visitaron por parte de sus fundadores o miembros, además de los conocimientos de dos integrantes de la Academia de la Historia de Monagas: Dionisio Núñez y Germán Ascanio.
Recorrido
Con paraguas en mano para protegerse del sol, ropa cómoda y agua para hidratarse, los ruteros se concentraron en la plaza Piar, ubicada en la avenida Bicentenario. Allí conocieron su fundación.
Después, los asistentes se fueron hasta la Bomboná, antigua avenida Bomboná. Descubrieron el origen de la cruz de Mateo Contreras que reposa al final de la calle, cómo celebraban la tradicional Cruz de Mayo y qué acostumbraban a comer y tomar los creyentes ese día. Para la alegría de todos, los invitados fueron sorprendidos con un delicioso caratillo de arroz.
El recorrido continuaba. El sol no era impedimento y entre risas y conversaciones llegaron a la famosa esquina más picante de Maturín. En medio de un ambiente fresco por los árboles que adornan su casa, el señor Lister Hernández atendió a aquellos hombres y mujeres que querían conocer su historia.
Lister lleva más de 50 años destacándose como ajicero artesanal. En este medio siglo son infinitas las anécdotas que ha vivido, entre ellas, el haber ganado una competencia que consistía en preparar el mejor picante; pero Lister no solo contó parte de sus vivencias, también sorprendió a los ruteros con una degustación de los seis ajiceros que prepara.
Seguidamente los peatones se trasladaron hasta la Iglesia Santa Cruz, ubicada al frente de la plaza Piar, la segunda construida en Maturín, en el año 1960, después de la iglesia San Simón.
Allí fueron recibidos por el sacerdote Enrique Fermín, recién llegado de Barrancas. El cura les dio un paseo mientras contaba la historia de este patrimonio arquitectónico que está siendo restaurado.
Posteriormente, se fueron hasta la heladería “Choco Krispy”, la más longeva de Maturín, también ubicada en la avenida Bicentenario. Allí los ruteros conocieron el proceso de elaboración de los helados, además de probarlos. Algunos pidieron de coco, otros de café, también de chocolate. Lo cierto es que salieron contentos. Luego hicieron una parada en el Liceo Francisco Isnardi, plantel que ha tenido entre sus directores al profesor Germán Ascanio.
El sol continuaba amenazando. Había cansancio, pero había más ganas de seguir explorando la Ciudad Distinta.
El recorrido cerró en el Hotel Luciano Junior. Carlos González, Gerente General del lugar, contó la historia de amor de sus bisabuelos Luciano Tomasetti y Abelina Martínez. Los presentes quedaron encantados con el relato y, especialmente, el inmenso amor que le tenían estos extranjeros a Venezuela.
Por último, los ruteros disfrutaron de una rica degustación cortesía del hotel, cerrando con un postre (arroz con leche y conchitas de naranja) preparados por la señora Ana, CEO de “Los Bocados de Ana”.
Todos los asistentes descubrieron parte de la historia de Maturín, se rieron, disfrutaron y aprendieron.