El crimen se registró en la localidad de Misiones, Argentina, hace más de cuatro años.
Por esta terrible acción, Vargas enfrenta un juicio, en el que podría ser sentenciado a cadena perpetua.
El 4 de abril de 2019, Antonella Rocío Bernhardt, de 27 años de edad, estaba en el apartamento que alquilaba, en compañía de su presunto amante.
Unas jóvenes que vivían al lado escucharon fuertes golpes que provenían de la vivienda. Asustadas por aquellos sonidos, llamaron a la dueña del lugar, Viviana González, para que averiguara qué sucedía.
González le dio su celular a un vecino que la acompañaba, para que grabara todo lo que ocurría.
Ella se acercó a la ventana de la vivienda, que se encontraba abierta, y empezó a preguntar qué era lo que sucedía. En ese momento, apareció el asesino y esta fueron las palabras que cruzaron:
– “Quilombo, quilombo, quilombo hicieron”, le dice Viviana, mientras mira con mucha atención por la ventana.
– “Sí”, contesta el homicida desde adentro, segundos antes de abrir la puerta.
– “Un hombre, por más que esté mal, no tiene que hacerle nada a la mujer. Yo te puedo denunciar a vos”, responde ella.
– “¿Denunciar? Fue una pelea nomás”, contesta él.
– “No señor, pero no es así”, replica la mujer.
Vargas aprovecha el momento para interrumpir el diálogo con Viviana y fingir conversar con la víctima, que ya se encontraba muerta. “Boluda, no puedo abrir, abrime vos”, vociferó.
Al escucharlo, la casera le dijo que parecía un hombre violento por la forma en la que se expresaba.
Pero Vargas vuelve a simular una charla con la estudiante, y le comenta desde la ventana que se iba a su casa, compraba el almuerzo y regresaba al sitio.
Por su parte, la dueña del lugar le pide que le entregue las llaves. “Tengo que abrir”, responde el hombre, que trata de escapar sin mirar a los vecinos que presenciaban lo que ocurría.
“Usted no puede tener la llave, la que alquila la casa es ella, no usted. Usted se va nomás”, concluye la casera.
Quiso escapar tras «hablar» con el cadáver
Luego, sin pronunciar más palabras, el sujeto da media vuelta, baja las escaleras que se ubican al costado del departamento y huye con su bolso negro.
Con las llaves en sus manos, la casera ingresó a la vivienda y halló la escena del crimen. El cadáver de la víctima estaba en el piso de su cuarto, con un profundo corte en el cuello.
Pocas horas después, las autoridades localizaron al asesino, a pocas cuadras del lugar de los hechos.
De acuerdo con el expediente, antes de la detención, Vargas le dijo a la policía: “Yo soy el que buscan”.
El hombre “se robó el teléfono de mi hija y decía que ella había intentado extorsionarlo a través de un video que le iba a mostrar a su mujer, pero ese video jamás apareció”, señaló el padre de la víctima.
Con información de 2001.