El porcentaje de jóvenes propietarios se ha desplomado en España en las dos últimas décadas. El precio desenfrenado de los alquileres y la precariedad laboral dificultan el ahorro y comprar una casa se ha convertido en inalcanzable. Tienen más de 30 años, incluso rondan o superan la cuarentena, trabajan, viven en grandes capitales y tienen ingresos razonables, pero insuficientes para poder adquirir una vivienda. El alquiler, casi siempre compartido, es su único salvavidas y, aunque sueñen con convertirse en propietarios algún día, la realidad es complicada.
Con su edad y con el poco margen para ahorrar que les deja el alquiler (el 40,9% de los alquilados españoles destinan un 40% o más de sus ingresos al pago de la renta, según Eurostat) parece poco probable que lo logren.
«Los indicadores de precariedad llevan años en aumento y esto se traduce en muchos ámbitos de la vida de los jóvenes, pero sobre todo en la vivienda», sintetiza Jordi Bosch, arquitecto, profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña y experto en vivienda social.
En 15 años, los porcentajes de jóvenes con vivienda propia se han desplomado.
Con información de Globovisión.