Este miércoles Santo se llevó a cabo una misa a cielo abierto en la plaza Diego Ibarra de Caracas que finalizó con una procesión que recorrió varias cuadras del centro de la ciudad.
A partir de las 5:00 pm los feligreses se concentraron en la céntrica plaza de la capital para participar en la misa del Nazareno de San Pablo. Desde las 12:00 a.m. estaban abiertas las puertas de las iglesias para la primera misa del día.
El recorrido fue planificado para pasar por siete puntos. La salida inició desde la Basílica de Santa Teresa, continuó con la misa en la plaza Diego Ibarra, siguió por la esquina Cruz Verde y luego la Cipreses, Angelito hasta llegar a la plaza O’Leary, y terminar en el Teatro Municipal hasta retornar a la Basílica.
Para evitar congestión vehicular, el Instituto Nacional de Transporte Terrestre (INTT) restringió el paso de varias avenidas en el municipio Libertador. También estuvieron funcionarios de cuerpos de seguridad para mantener el orden y resguardar a la feligresía.
El himno al limonero se escuchó en los alrededores en la voz de los feligreses como expresión de devoción por el santo.
Fiel devoción
Este día, los fieles creyentes con la cruz a cuestas, descalzos, en sillas de ruedas, en muletas, andaderas, vestidos de morado, llegan a agradecer sus milagros, a pagar sus promesas o a hacer algunas nuevas, desde la madrugada para poder acompañar la procesión.
Siguiendo las indicaciones de seguridad para participar en el evento, los devotos recibieron misas conducidas por diversos párrocos de la ciudad capital, entre ellos Arlim de Sousa, el responsable de la basílica. La última liturgia fue fijada para las 5:30 pm y ofrecida por el Cardenal Baltazar Porras.
Importancia cultural del Nazareno de San Pablo
La procesión del Nazareno de San Pablo es una celebración religiosa que data de tres siglos en Venezuela. La figura cobró importancia tras poner fin a una pandemia en 1697. Año considerado como el del vómito negro o peste.
Al llegar a la esquina de Miracielos, los creyentes relatan que la corona de espinas del Nazareno quedó enredada entre las ramas de un limonero, haciendo, ante los esfuerzos por liberarla, que varios limones cayeran al suelo.
La gente gritó “¡Milagro!, ¡Milagro!” cuando los frutos cayeron. Los fieles interpretaron lo ocurrido como una señal del cielo y se apresuraron a recoger los limones, cuyo jugo tomaron para curarse de la enfermedad.
Cortesía Globovisión