El término pacto sempiterno se encuentra en la Biblia, específicamente en el Antiguo Testamento y hace referencia a un acuerdo inquebrantable entre Dios y su pueblo. En términos simples, es un compromiso eterno que se extenderá por siempre.
Este pacto sempiterno se estableció con Abraham en Génesis 17:7, donde Dios le prometió que su descendencia sería numerosa y que habitaría en la tierra que se le había prometido para siempre. A cambio, Abraham debía circuncidar a todos los varones de su familia como señal de aceptación del pacto.
Es importante destacar que este pacto no solo fue para la familia de Abraham, sino que se extendió a su descendencia y al pueblo de Israel como un todo. En Deuteronomio 7:9, la Biblia dice que «conoce, por tanto, que el Señor tu Dios es Dios, un Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos hasta por mil generaciones».
El pacto sempiterno también se menciona en Isaías 55:3, donde Dios habla de «las misericordias perpetuas» que otorgará a David y su descendencia. Esto significa que el pacto no solo se estableció con Abraham, sino que se extendió a su línea genealógica, incluyendo a David y su linaje.
El hecho de que este pacto sea sempiterno significa que seguirá existiendo y siendo válido incluso en el futuro. En Jeremías 32:40, Dios habla de «poner mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. Y me regocijaré sobre ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra con verdad, de todo corazón y con toda el alma».
Además, este pacto también se extendió a través del Nuevo Testamento, como se menciona en Hebreos 13:20, donde se habla de la «sangre del pacto eterno». Esto demuestra que el pacto no solo fue para el pueblo de Israel del Antiguo Testamento, sino que se extiende a todo aquel que cree en Jesús.
El pacto sempiterno en la actualidad
En la actualidad, el pacto sempiterno sigue siendo relevante para aquellos que creen en Dios y en su misericordia. Es un recordatorio de que Dios nunca nos abandonará ni nos dejará solos, y de que siempre podemos confiar en él.
Para los cristianos, el pacto sempiterno también significa aceptar a Jesús como el Salvador personal y elegir seguir sus enseñanzas. En Lucas 22:20, Jesús habla de la «nueva alianza en mi sangre», lo que significa que su sacrificio en la cruz es la realización del pacto sempiterno y que solo a través de él podemos ser salvos.
En la Iglesia Católica, el pacto sempiterno se celebra en la Eucaristía, donde el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Esto simboliza la aceptación del pacto eterno y la comunión con Dios.
Cómo el pacto sempiterno afecta a nuestras vidas
El pacto sempiterno tiene una gran relevancia en nuestras vidas cotidianas, ya que nos recuerda la importancia de la fidelidad, el amor y la misericordia en nuestras relaciones con los demás. Además, el pacto nos anima a vivir nuestra vida con un propósito y a buscar la voluntad de Dios en todo momento.
Para los cristianos, el pacto sempiterno significa tener la seguridad de que Dios está con nosotros en todo momento y que nunca nos abandonará. Esto nos da la fuerza y el coraje para enfrentar cualquier situación y para perseverar a pesar de las dificultades.
En resumen, el pacto sempiterno es un acuerdo inquebrantable entre Dios y su pueblo que se extiende a lo largo de la historia y que nunca cambia. Es un recordatorio de la fidelidad y la misericordia de Dios para con su pueblo, y de su compromiso de hacer el bien a aquellos que lo aman y guardan sus mandamientos.