En el sector Los Cortijos, parroquia Las Cocuizas de Maturín, al menos cinco viviendas se encuentran al borde del colapso, sumiendo a sus habitantes en una crisis sin precedentes. A pesar de haber notificado la situación al gobernador del estado, Ernesto Luna, hace más de dos años, los afectados continúan sin recibir la asistencia necesaria.
Según Andreína González, una de las afectadas, la problemática se arrastra desde hace más de cinco años, agravándose significativamente en los últimos dos años y medio debido a las inclemencias del clima y al deterioro del sistema de drenaje que atraviesa la zona.
«Nuestras casas se están derrumbando. Hemos buscado ayuda por todos los medios, pero el gobernador nos promete soluciones que nunca llegan. Las autoridades solo vienen a tomarse fotos y no toman medidas efectivas», expresó González.
Los afectados mencionaron que, inicialmente, siete viviendas se veían afectadas por la situación, pero algunos residentes han logrado mudarse a otras localidades por temor a un desenlace fatal.
«Hace seis meses todavía teníamos espacio en nuestros patios, pero ahora el agua ha erosionado el terreno y estamos al borde del abismo», lamentaron vecinos de las viviendas restantes.
Entre los habitantes en riesgo se encuentran 12 niños, personas mayores y con discapacidad, cuya seguridad está comprometida por la precaria condición estructural de las viviendas. La raíz del problema se remonta a más de 30 años atrás, cuando el sistema de drenaje que atraviesa la zona comenzó a socavar las bases de las viviendas.
Piden ser reubicados
Ante esta situación desesperada, los afectados han solicitado en varias ocasiones la reubicación por parte de las autoridades regionales.
«Bomberos y Protección Civil nos han dicho que la única solución es mudarnos. Es lo que pedimos al gobierno regional: tememos por nuestras vidas», afirmaron los residentes afectados.
Las familias afectadas claman por una respuesta efectiva y acciones concretas para garantizar su seguridad y bienestar.
Fotos/Osmel Rodríguez
