Un nuevo derrame de petróleo se registró en las costas venezolanas, específicamente el Golfo Triste, causando una devastación ambiental y social sin precedentes. Con una extensión de 200 kilómetros cuadrados, la mancha aceitosa ha alcanzado Boca de Aroa en Falcón, contaminando playas y adentrándose en las calles de la ciudad.
Yohan Flores, director de la Fundación Azul Ambientalistas, ha denunciado la falta de un plan por parte de PDVSA para atender este incidente. Flores ha exigido un equipo especializado para atender la emergencia y resaltó que se han contratado pescadores sin la capacitación adecuada para realizar la limpieza, pues, no tienen los artículos necesarios ni la experiencia para recolectar el petróleo.
Flores recordó que esto ha afectado gravemente al turismo y a los pescadores que sufren por la falta de inversión y mantenimiento de la industria petrolera, «el ciudadano común no debe manipular este tipo de sustancias porque puede causar muchas enfermedades» añadió.
Por su parte, Joaquín Benítez, director de sustentabilidad ambiental de la UCAB, aseguró que la mancha tras el derrame petrolero es grande y extensa, además, se suma a otros eventos similares en los últimos años. En este sentido, Benítez explicó que aunque se quite el petróleo del agua y la arena, hay una fracción que permanece, alterando muchos procesos.
«Esto tiene efectos en la salud a largo plazo para quienes habitan el lugar, además de causar grandes daños en los procesos ecológicos. Estamos ante una situación recurrente y grave que no solo se arregla limpiando» acotó.
Benítez señaló que hay que conocer la información sobre los hidrocarburos que se derramaron para poder concretar planes de saneamiento a largo plazo, además de establecer medidas de prevención más estrictas.
Vía 800N.