Cada día son más y más los mercados que se unen al abandono. Así se constató durante una visita a estos sitios que en el pasado pertenecían a una parte importante de la economía de la entidad, pero que actualmente son pocos los que se encuentran disponibles para la posibilidad de ventas de frutas, hortalizas y demás víveres.
Sin embargo, los pocos que se encuentran en movimiento representan un problema de insalubridad, soledad y un foco de malos olores.
Como es el caso del mercadito de la avenida El Ejército o también conocido como el «mercadito del avión».
Este concurrido mercadito a pesar de ser de gran contribución para los que sábado a sábado van en busca de alimentos, emana malos olores y representa una molestia para los que habitan en sus alrededores, que, aunque se le haga limpieza, no es suficiente y desprende olores por toda la zona.
No obstante, los comerciantes en el mercado periférico de Los Godos I, se niegan a dejar que muera y aunque la afluencia de personas no es la misma que en el de Los Bloques, se encuentra a pocos pasos de quedar en abandono por los pocos clientes y vendedores que se acercan a este lugar.
Rosa Núñez, vendedora, manifestó que «tengo 35 años aquí en este mercado que se nos acabó. Nosotros necesitamos que nos ayuden, que por favor el gobernador que le meta mano y nos den unos créditos para nosotros poder surtir, porque al día nosotros no tenemos dinero y queremos trabajar».
«Cada día este mercado está peor, porque los que vendemos no tenemos con qué surtir. Necesitamos ayuda, por favor, el mercado se nos está terminando, se nos está acabando», dijo Núñez.
De igual forma, Félix Pereira, vendedor, pide ayuda gubernamental para mantener las ventas en este mercado.
«Necesitamos por lo menos un crédito, una ayuda de parte de la alcaldía, de la gobernación, de cualquier institución que nos ayude, porque el mercado está acabado, está en el suelo.
El vendedor Félix Pereira, expresó además su preocupación por el abandono en el que se dirige el mercado de Los Godos I y espera que le de alguna ayuda para garantizar su permanencia en el lugar.
«Antes había producción y había bastante movimiento. Y aquí, hace años atrás, no entraba un carro con la cantidad de gente. Aquí se acabaron, por lo menos el de la Azcúe, el de aquí, el de Los Godos, el otro, el que está al lado del CDI, eso se acabó y aquí no queremos eso y así como nosotros, están casi todos».
Fotos: Osmel Rodríguez