Tal como Dios trazó un límite para proteger a Adán y Eva, nosotros también podemos protegernos de la tentación y cultivar una mayor intimidad si establecemos límites claros en el matrimonio.
“Satanás consiguió que Eva dudara de Dios al hacerla dudar de sí misma primero. ‘Eva, querida, tal vez entendiste mal. Porque puedo asegurarte que no morirás’”. Seguridad en el Corazón.
El consejero y escritor Robin Weidner, de Enfoque a la Familia, relata que «cuando viajo por el país dando conferencias y conversando con mujeres, escucho cómo describen un escenario que se repite con frecuencia. Una mujer se casa con un hombre cristiano y, debido a que él es seguidor de Cristo, ella ni siquiera considera que él podría estar luchando contra la impureza en secreto. Y, entonces, poco a poco, empiezan a aparecer las señales. Él se queda hasta altas horas de la noche en línea. Cuando ella entra en una habitación donde él está viendo la televisión, él cambia rápidamente el canal. Luego, después de un sermón o un retiro de hombres, confiesa uno de sus muchos encuentros con la pornografía».
Ella está devastada, y con razón. Pero no se le ocurre indagar si hay algo más. Solo quiere que todo termine, y piensa: “seguro que no volverá a hacerlo porque ahora sabe lo mucho que me duele”.
Por otro lado, algunas mujeres valientes también describen las luchas que ellas mismas tienen con la pornografía en su matrimonio. Por ejemplo, ella empieza leyendo novelas románticas picantes con las que obtiene excitación emocional sin el dolor de enfrentarse a los problemas con su esposo. Al final, anhelando más de lo que sus novelas pueden proporcionarle, acaba adicta a la pornografía o en una aventura emocional secreta.
Es fácil entender por qué la batalla por la pureza puede ser más difícil con el tiempo. Y, desafortunadamente, cuando uno de los cónyuges introduce la impureza al matrimonio y el otro no traza un límite claro, ambos sufren pérdidas.
¿Qué es un límite?
Pensemos en un límite como una barrera que establecemos para proteger el carácter sagrado de nuestro matrimonio, manteniéndonos alejados de cualquier cosa que pueda dañar nuestra relación. Ciertamente, el plan de Dios para la pureza sexual siempre ha incluido límites. Como dijo Salomón: ” Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa…” (Proverbios 5:8, NVI)
No debería sorprendernos entonces que el primer ataque de Satanás a Adán y Eva viniera en forma de un ataque total al único límite que Dios había establecido. ¿Acaso dijo Dios: “No comeréis de ningún árbol del jardín”? (Génesis 3:1).
Una cosa es segura, las seductoras mentiras de Satanás suenan inquietantemente parecidas al modo en que ataca en la actualidad:
¿Realmente lo dijo Dios? ¿Quién dice que esto está mal? ¿Cómo puede estar mal cuando se ve y se siente tan bien?
¿Cuáles son los motivos de Dios? ¿Te está ocultando algo Dios? ¿Quiere Dios que te pierdas del conocimiento o del placer?
A menudo Satanás trata de insensibilizarnos sobre cuán dañina puede ser la impureza llevándonos a romper los límites de uno en uno a la vez. La verdad es que los límites de Dios son evidencia de Su bondad y Su deseo de protegernos de las consecuencias dolorosas. Y, si nos detenemos a reflexionar en la gran cantidad de versículos bíblicos que establecen límites sexuales, encontraremos que el contexto de estos pasajes está envuelto en amor:
Límites | El amor de Dios |
“Que no haya ninguna inmoralidad sexual, impureza ni avaricia entre ustedes…” (Efesios 5:3, NTV) | “Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados,y lleven una vida de amor…” (Efesios 5:1-2, NVI) |
Trata a los jóvenes como a hermanos, y a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza. (1 Timoteo 5:1-2) | “Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.” (1 Timoteo 4:16, NVI) |
“Honren el matrimonio, y los casados manténganse fieles el uno al otro” (Hebreos 13:4, NTV) | “Sigan amándose unos a otros como hermanos”. (Hebreros 13:1, NTV) |
“…que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa” (1 Tesalonicenses 4:4, NVI) | “Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros…” (1Tesalonicenses 3:12, NVI) |
Estableciendo Límites
Dave y yo hemos llegado a concluir que los límites son como nuestros mejores amigos que nos llevan a una máxima expresión de nuestro amor. Algunos de nuestros límites incluyen:
Ni una pizca de inmoralidad. Ninguno de los dos está a solas con alguien del sexo opuesto sin el permiso previo del otro.
Nos abstenemos de ver películas, libros o revistas con desnudos totales o parciales, o con insinuaciones sexuales.
Buscamos la pureza absoluta. Dave confiesa pronto la tentación sexual, y yo hago que la conversación sea segura.
Mantenemos puro el lecho matrimonial. Nos centramos únicamente en el otro a través del contacto visual y la comunicación abierta.
Caminamos en la luz. Hemos acordado no iniciar ni tener relaciones sexuales si hay pecado sexual no confesado o límites rotos; primero confesamos y reparamos la ruptura.
Establecer buenos límites no solo le ayudará a proteger su matrimonio, sino que también creará un refugio donde podrá saborear la gloriosa libertad de estar desnudo y sin vergüenza (Génesis 2:25).