Ubicada en el centro de lo que hoy llamamos Cisjordania, la ciudad de Belén ha pasado las fronteras del tiempo y es lugar de culto para millones de personas ya que ahí nació nuestro salvador, Jesús de Nazaret.
Situada a 10 kilómetros de Jerusalén y enclavada en los montes de Judea, en este sitio se ubicaba el pesebre que la sagrada familia consiguió tras un largo peregrinar para encontrar refugio.
Y es que José se dirigió junto a su esposa María al sitio donde él nació, para cumplir con el censo que la gobernatura romana exigiera en esos tiempos de ocupación de este imperio.
De acuerdo con los evangelios de Mateo y Lucas después de tocar en varias casa para pedir posada un alma caritativa les dio alojamiento en un establo junto a sus animales quienes presenciaron el nacimiento de su bebé.
«El Hijo eterno de Dios vivo, viene al mundo en un lugar que fue destinado a los animales. Y su madre y San José, solo tienen para ofrecerle, como su primera cuna, un improvisado y estrecho pesebre».
A ese mismo lugar, guiados por un cuerpo celeste al que comúnmente se le conoce como “estrella de Belén”, llegaron tres sabios de oriente quienes le ofrecieron tres regalos: mirra, incienso y oro.
El arribo de los llamados Reyes Magos se dio un 6 de enero, por eso es que en México se conmemora su fiesta en esta fecha.
Actualmente en este lugar se erigió la Basílica de la Natividad, que es visitada en estas épocas decembrinas por miles de fieles, principalmente cristianos. En esta población el 98 % de sus habitantes son de origen musulmán.
Este sitio tiene un lugar muy importante entre la comunidad cristiana y mundial, por eso la UNESCO incluyó a la Basílica de la Natividad en la Lista del Patrimonio Mundial en 2012, son embargo, fue añadido simultáneamente a la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro debido a su visible deterioro.
Actualmente tras un gran trabajo de restauración ya no se encuentra en peligro, pero ahora lo que lo aqueja es el conflicto palestino israelí que amenaza a toda esa zona.