
Mark Rutte convocará una reunión de gabinete de emergencia el viernes por la noche, en la que se prevé que disuelvan el gobierno.
La coalición de centroderecha que ha gobernado Países Bajos cayó este viernes por diferencias sobre la reforma del sistema del asilo, después de que el primer ministro, Mark Rutte, haya exigido a sus socios la restricción de la reagrupación de los familiares directos de los refugiados de guerra, asegura la agencia local ANP. Se espera que en las próximas horas o días Rutte presente su renuncia.
Según Reuters, aunque los miembros del gobierno todavía no han hecho declaraciones, se espera que Rutte convoque una reunión de gabinete de emergencia el viernes por la noche y, más tarde, presente su renuncia.
Un impulso del partido conservador VVD de Rutte para limitar el flujo de solicitantes de asilo a los Países Bajos dividió su coalición de gobierno, formada por cuatro partidos. Concretamente, se posicionaron en contra de esta media Unión Cristiana y D66.
Los conflictos interno fueron en aumento
Las tensiones llegaron a un punto crítico esta semana, cuando Rutte exigió apoyo para una propuesta para limitar la entrada de los hijos de refugiados de guerra que ya están en los Países Bajos y hacer que las familias esperen al menos dos años antes de que puedan unirse.
Este último planteamiento hizo que la pequeña Unión Cristiana decidiera abandonar la coalición de gobierno, desencadenando la crisis. No obstante, la formación todavía no ha hecho comentarios a medios.
Países Bajos ya tiene una de las políticas de inmigración más duras de Europa, pero bajo la presión de los partidos de derecha, Rutte había estado tratando durante meses de buscar formas de reducir aún más la afluencia de solicitantes de asilo.
Las solicitudes de asilo al país aumentaron en un tercio el año pasado a más de 46.000, y el gobierno ha proyectado que podrían aumentar a más de 70.000 este año, superando el máximo anterior de 2015.
Esto volverá a ejercer presión sobre las instalaciones de asilo del país, donde durante meses el año pasado, cientos de refugiados se vieron obligados a dormir a la intemperie con poco o ningún acceso a agua potable, instalaciones sanitarias o atención médica.
Rutte dijo el año pasado que se sentía «avergonzado» por los problemas, después de que el grupo humanitario Médicos sin Fronteras enviara un equipo a los Países Bajos por primera vez para ayudar con las necesidades médicas de los inmigrantes en el centro de procesamiento de solicitudes de asilo.
Prometió mejorar las condiciones en las instalaciones, principalmente reduciendo el número de refugiados que llegan a Holanda. Pero no logró ganarse el respaldo de los socios de la coalición que sintieron que sus políticas fueron demasiado lejos.
Con información de El Español.