Desde que era una niña, a Flor María Salazar le encantaba el Carnaval de Maturín y en el 2007 lo amó aún más cuando se coronó como la reina de esa edición.
A ella desde siempre le gustaban los concursos de belleza y motivada por un amigo llamado Luis Salazar, decidió competir por la corona junto a otras 22 candidatas en el reinado que se llevó a cabo en el Centro Comercial Monagas Plaza.
Flor María tenía en ese momento 19 años de edad y representó a Construcciones Villesi, patrocinantes que le brindaron todo su apoyo desde el día en el que se inscribió en el concurso.
Durante la gala final, Flor María se presentó con un traje fantasía color anaranjado, confeccionado por el que es ahora Patrimonio Cultural Viviente, Rigoberto, y su traje de gala fue azul celeste, bordado con pedrerías, ideado y realizado por un diseñador de Caracas.
“Recuerdo que mi vestido de gala me lo enviaron de Caracas y llegó el mismo día del concurso, como a las 5:00 de la tarde, Fueron muchas horas de estrés y con la incertidumbre de saber si me quedaría. Afortunadamente me quedó perfecto. El vestido era pesado y eran pocos minutos para practicar con él. Finalmente lo usé y logré ganarme la banda de mejor pasarela. Ahorita me río pero en aquel momento no fue fácil)”, cuenta la reina del 2007.
Flor María narra que en cada una de las facetas de la competencia se sentía ganadora gracias a un buen equipo que la acompañó en todo momento, quienes la ayudaban aún más a afianzar su seguridad. Previa a la noche del certamen, obtuvo la banda de Favorita TV, lo que la hacía sentir que iba por un buen camino.
Asimismo relata que los Carnavales del 2007 los disfrutó en su totalidad. “Los disfruté al máximo porque desde pequeña amo el Carnaval de Maturín. Año tras año iba con mi familia a disfrutar como espectadora y, en esa oportunidad, formaba parte de esas fiestas siendo la reina, por lo tanto fue una experiencia muy gratificante poder vivirlo desde la otra perspectiva”.
La soberana del 2007 es ingeniero de profesión y actualmente desempeña su rol de madre de dos niños y además es comerciante.
“Sabemos que los Carnavales de Maturín forman parte de nuestra tradición. Mi mensaje es que sigamos manteniéndola a través del tiempo y transmitirla de generación en generación, sin perder su esencia y disfrutándola sanamente”, culminó.
