
Cuando un amigo enfrenta un gran desafío o se siente derrotado, nuestro primer instinto suele ser ofrecer palabras de consuelo y comprensión. Pero a menudo no nos resulta tan fácil hacerlo por nosotros mismos.
Podemos ser nuestros críticos más severos. Sin embargo, practicar un poco de autocompasión marca una gran diferencia. Las investigaciones muestran que, cuando las personas atraviesan desafíos o situaciones estresantes, aquellas que muestran más autocompasión son más resilientes.
“Podemos decir: ‘Cometí un error’, en lugar de decir: ‘Soy un error’”, explica Kristin Neff, profesora asociada de psicología educativa en la Universidad de Texas en Austin, quien estudió la autocompasión durante más de dos décadas. “Es una alternativa más saludable que la autoestima, porque no se trata de juzgarse positivamente, sino simplemente de ser amable y comprensivo contigo mismo”.

¿Qué es la autocompasión?
La autocompasión es el proceso de expresar apoyo, calidez y comprensión hacia uno mismo en momentos difíciles, reconociendo que no estás solo en tus imperfecciones.
Surge de la atención plena (mindfulness), que implica enfocarse en el presente sin juzgar. Las personas con autocompasión pueden identificar cuando se sienten derrotadas o inadecuadas, pero evitan perderse en esos sentimientos para responderse con amabilidad en lugar de rumiar, dice Neff.
Ser amable contigo mismo no significa caer en la autocompasión negativa. Nuestro sufrimiento no es único: los errores y fracasos son parte de lo que nos hace humanos. Y aunque todos sufrimos de maneras diferentes, saber que el sufrimiento es universal puede ayudar a evitar sentimientos de vergüenza o aislamiento.
Mitos sobre la autocompasión
“La autocompasión debilita la motivación para mejorar”: Falso. Las investigaciones muestran que el apoyo, el aliento y la crítica constructiva son más efectivos que la autocrítica negativa.
«Es lo mismo que el autoindulgencia»: No. La autocompasión reduce el agotamiento y nos permite cuidar mejor de los demás. La autoindulgencia, en cambio, implica comportamientos dañinos.
“Es solo ‘autocuidado’”: No es solo relajarse. Según Steven C. Hayes, psicólogo clínico y creador de la Terapia de Aceptación y Compromiso, la autocompasión es “el empoderamiento para ser tú mismo, sentir lo que sientes, sin defensas innecesarias”.

¿Cómo desarrollar autocompasión?
- Habla contigo mismo con amabilidad.
- Preguntate: ¿Me trato como a un buen amigo? Si tendés a castigarte, intentá hablarte con el mismo cariño que le darías a un ser querido.
- Toma un «descanso de compasión» (Método RAIN): un estudio en universitarios mostró que 20 segundos diarios de este ejercicio redujeron el estrés en un mes.
- Reconoce tus emociones.
- Permite que estén ahí sin reprimirlas.
- Investiga: ¿Cómo afectan a tu cuerpo? ¿Qué creencias las acompañan? (“No soy suficiente”).
- Nutre: ¿Qué necesita esa parte sufriente? ¿Perdón? ¿Un mensaje amable?
- Coloca una mano en el corazón y repetí: “Está bien sentir esto” o “Estás haciendo lo mejor que puedes”.
- Extiéndela a los demás: la autocompasión te ayuda a recibir y ofrecer compasión. Puede implicar poner límites sanos o actuar con firmeza (ej.: voluntariado, activismo). “Parte de cuidarnos implica también intentar acabar con el daño a nivel social”, dice Neff. “Es más grande que nosotros mismos”.
Vía La Nación