
En un movimiento que refuerza el giro más estricto de su política migratoria, el Departamento de Seguridad Nacional inició esta semana una ambiciosa campaña de reclutamiento dirigida a expandir de forma significativa el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Bajo el lema “Defendamos a la Patria”, la iniciativa busca incorporar a 10.000 nuevos agentes, con el objetivo de triplicar la capacidad operativa de la agencia y reforzar el control fronterizo.
El plan contempla incentivos económicos importantes para atraer aspirantes, entre ellos bonos de contratación de hasta 50.000 dólares, programas de alivio de deuda estudiantil, un aumento salarial del 25 % para agentes especiales de investigaciones, pago de horas extras para oficiales de deportación, y beneficios de jubilación anticipada.
Según el DHS, se trata de un esfuerzo estructurado y financiado con una asignación presupuestaria específica que apunta a fortalecer la presencia de ICE en el terreno y agilizar los procesos de detención y deportación de inmigrantes en situación irregular. Esta expansión, según analistas, marca una de las mayores fases de crecimiento de la agencia en los últimos años.
Como parte de esta ofensiva, el gobierno también promueve un programa piloto de autodeportación voluntaria, que ofrece mil dólares y el pago del viaje a personas migrantes que decidan retornar a sus países de origen por cuenta propia. La inscripción se gestiona a través de la aplicación móvil CBP Home, anteriormente conocida como CBP One.
Con estas medidas, la administración estadounidense reafirma su enfoque en el endurecimiento del control migratorio, priorizando la vigilancia en las fronteras y la eficiencia en los procesos de expulsión, mientras se multiplican los llamados de organizaciones de derechos humanos que advierten sobre el impacto social y humanitario de estas políticas.
Vía Versión Final