
La ciudad de La Haya acoge desde este 24 de junio una de las reuniones más decisivas en la historia reciente de la OTAN. Con 32 Estados miembros sentados a la mesa, la cumbre se desarrolla en medio de un escenario internacional marcado por tres grandes frentes: la exigencia de Estados Unidos para elevar el gasto en defensa, el futuro del apoyo a Ucrania frente a Rusia, y el conflicto abierto entre Irán e Israel que amenaza con desestabilizar aún más el orden mundial.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha desempeñado un rol clave para asegurar la participación del presidente estadounidense Donald Trump, quien regresa a la cumbre tras su reelección. Rutte reestructuró la agenda con el fin de evitar fricciones y ofrecer a Washington garantías de compromiso europeo. Sin embargo, la volatilidad del escenario internacional ha dejado claro que contener tensiones será tan difícil como responderlas.
El aumento del presupuesto en gasto militar
Uno de los temas más controvertidos en la cumbre es la propuesta impulsada por el presidente estadounidense, Donald Trump, para que los países miembros incrementen su gasto militar hasta alcanzar el 5 % de su Producto Interno Bruto (PIB). Actualmente, la meta acordada es del 2 %, fijada en la cumbre de Gales de 2014, pero Trump considera que este compromiso es insuficiente ante los desafíos de seguridad actuales.
“Llevamos mucho tiempo apoyando a la OTAN, así que no creo que debamos hacerlo, pero los países de la OTAN sí deben hacerlo, sin lugar a dudas”, declaró el mandatario republicano, eximiendo a su país de aplicar el mismo estándar que exige a sus aliados. Esta posición ha generado molestias entre los líderes.
Rusia y Ucrania en la mesa
Otro eje central de la cumbre es el conflicto en Ucrania, que entra en su cuarto año desde la invasión rusa de febrero de 2022. La OTAN, como bloque, no proporciona armamento letal, pero sus miembros sí lo hacen de manera individual. En este contexto, el secretario general Rutte confirmó que los aliados destinarán más de 35.000 millones de euros (unos 40.000 millones de dólares) en ayuda militar a Kiev durante 2025.
Pese a este respaldo económico, la relación entre la administración de Trump y el presidente ucraniano se ha deteriorado. Su famosa discusión pública en la Casa Blanca a inicios de año delimitó un punto de quiebre en la cooperación bilateral. Por esta razón, Volodímir Zelensky no ha sido incluido en las sesiones formales de la cumbre y solo participará en una cena de honor con los mandatarios.
Alemania anunció recientemente el despliegue de un contingente militar permanente en Lituania hasta 2027, con el objetivo de reforzar la disuasión en la frontera oriental de la OTAN. Por su parte, Finlandia intensifica su vigilancia sobre los movimientos militares de Rusia y prepara sus fuerzas para “lo peor”, según el mayor general Sami Nurmi. Estas acciones forman parte de una nueva estrategia defensiva que contempla la movilización de hasta 300.000 soldados aliados en un plazo de 30 días ante cualquier agresión.
Sin embargo, no está claro si Estados Unidos respaldará una declaración final que identifique explícitamente a Rusia como la principal amenaza para la OTAN. La postura más ambigua de Trump frente a Moscú genera incertidumbre sobre el compromiso de Washington con los intereses de sus socios europeos.
Medio Oriente se impone en el debate
El conflicto entre Irán e Israel ha irrumpido con fuerza en la agenda de la cumbre de la OTAN. A solo unos días del inicio del encuentro, misiles iraníes impactaron una base estadounidense en Qatar, en respuesta a los bombardeos ordenados por Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes. La tensión en Medio Oriente mantiene en alerta a los servicios de inteligencia de la Alianza.
En principio, el objetivo de Mark Rutte era evitar confrontaciones políticas y centrarse exclusivamente en temas presupuestarios. Sin embargo, la escalada en Medio Oriente obliga a los líderes de la OTAN a debatir un posible posicionamiento común. Mientras Donald Trump justifica las represalias militares, desde Europa abogan por una vía diplomática que evite una expansión del conflicto.
“Con Rusia y China atentos a cualquier signo de debilidad de Occidente, omitir Medio Oriente de la conversación sería un error estratégico”, comentó a la BBC un diplomático europeo que pidió el anonimato. La inclusión del tema podría tensar aún más la relación entre Estados Unidos y sus aliados.
Además de los dilemas geopolíticos, la OTAN enfrenta desafíos logísticos. Si Donald Trump decide retirar parte de sus 100.000 soldados desplegados en Europa, especialmente los 20.000 adicionales enviados a Europa del Este durante el mandato de Joe Biden, el equilibrio militar del continente se vería comprometido.
Por su lado, Polonia llega a la cumbre con una posición fuerte. Actualmente, es el país que más invierte proporcionalmente en defensa dentro de la OTAN (4,7% del PIB) y busca consolidarse como la potencia terrestre más relevante de Europa. Según las autoridades polacas, su objetivo es “dar ejemplo” frente a la amenaza rusa y garantizar la estabilidad regional.
Vía Globovisión