
¿Te has preguntado por qué algunas conversaciones se sienten más significativas que otras? La psicología tiene la respuesta. Un estudio de la Universidad de Ámsterdam reveló que hacer las preguntas correctas puede fortalecer los lazos, incluso entre padres e hijos.
Este hallazgo se basa en el «procedimiento de la amistad rápida», una técnica que fomenta la cercanía a través de la autorrevelación.
El experimento, liderado por el psicólogo Eddie Brummelman, demostró que, al hacer preguntas profundas a sus hijos, los padres lograban que se sintieran más queridos y apoyados.
A diferencia de las conversaciones casuales, las preguntas diseñadas para explorar pensamientos y emociones —como «¿Cuál fue la última vez que te sentiste solo?»— generaron una conexión más significativa en solo nueve minutos.

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La ciencia detrás de la cercanía
La clave de este fenómeno reside en la autorrevelación, un proceso en el que las personas comparten información personal y privada. Numerosos estudios han demostrado que este intercambio crea una sensación de intimidad, incluso entre desconocidos.
El efecto se puede observar en el cuerpo: cuando nos conectamos con otros, nuestro cerebro libera endorfinas, las mismas sustancias químicas que producen una sensación de euforia y vínculo social.
Investigaciones con animales y humanos han demostrado que bloquear los receptores opioides dificulta la capacidad de las personas para compartir y disfrutar de conversaciones profundas, lo que sugiere que estas interacciones placenteras están impulsadas por una respuesta fisiológica.
Un atajo hacia la intimidad
La idea de que las preguntas profundas pueden acelerar la intimidad se popularizó con un artículo de The New York Times que afirmaba que una lista de 36 preguntas podía ayudar a las personas a enamorarse.

Sin embargo, el investigador Arthur Aron, creador del estudio original en la década de 1990, señaló que la técnica fue diseñada para fomentar la conexión social en general, no solo el amor romántico.
El principio es más una «mentalidad» que una lista de preguntas. Se trata de mostrarse vulnerable y estar dispuesto a hablar de temas que realmente importan, como la muerte o el miedo.
Según Brummelman, esta apertura es lo que permite a las familias superar las barreras del diálogo superficial y construir vínculos más fuertes.
Aplicando el método en tu vida
Los investigadores sugieren aplicar este principio en las interacciones cotidianas. La clave no es solo hacer preguntas, sino también dar respuestas honestas y sinceras.

Susan Sprecher, de la Universidad Estatal de Illinois, anima a sus estudiantes a probar el método con personas que ya conocen, como familiares o amigos, y ha encontrado que el ejercicio es muy gratificante.
La lección más importante del «procedimiento de la amistad rápida» es que podemos ser más valientes de lo que creemos al iniciar conversaciones. A menudo, nos abstenemos de compartir nuestros sentimientos por miedo a que la otra persona no esté interesada, pero la evidencia científica sugiere que estos temores son, en su mayoría, infundados.
Al atreverse a ser un poco más vulnerables, podemos crear conexiones más estrechas y duraderas.
Con información de El nacional