Dos mujeres del condado de Jefferson, Pensilvania, enfrentan casi mil cargos penales cada una tras destaparse un presunto caso de abuso extremo, tortura y servidumbre involuntaria contra un adolescente que estaba bajo su cuidado.
Las autoridades han calificado el caso como uno de los más «horribles y desgarradores» que han enfrentado.
Las acusadas fueron identificadas como Sarah Faber, de 37 años, y Amy Billotte, de 51 años.
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Detalles de la acusación y cargos múltiples
Según documentos judiciales reportados por People, las mujeres fueron imputadas con una cantidad masiva de cargos, reflejando la gravedad y duración del presunto maltrato:
- Cargos (Faber): 947 cargos.
- Cargos (Billotte): 959 cargos.
Entre los cargos más graves figuran privación ilegal de libertad, encarcelamiento falso, agresión agravada, puesta en peligro del bienestar de un menor, servidumbre involuntaria y amenazas terroristas.
Ambas permanecen detenidas en la cárcel del condado con una fianza fijada en $500.000 dólares cada una.
El descubrimiento
La investigación se inició el pasado 8 de septiembre, cuando personal escolar alertó a la Policía tras notar el alarmante estado de salud del joven.
- Condición de la víctima: El adolescente presentaba desnutrición severa, deshidratación y una drástica pérdida de peso respecto al curso anterior, llegando a pesar apenas 36 kilogramos.
- Atención médica: El menor fue trasladado a un hospital infantil en Pittsburgh, donde se documentaron múltiples signos de maltrato físico y abandono.
Métodos de tortura y control
La denuncia penal detalla los horribles métodos de control y castigo a los que el adolescente fue sometido:
- Confinamiento y vigilancia: El joven pasaba días enteros confinado en su habitación. Su encierro era monitoreado a través de cámaras conectadas a una app móvil, y la puerta contaba con una alarma. Las ventanas tenían tornillos para evitar su apertura.
- Castigos físicos: El adolescente fue obligado a permanecer de pie durante horas, a realizar ejercicios «hasta el agotamiento» y a dormir en el suelo. Incluso fue atado con cinta adhesiva por las noches.
- Agresiones y amenazas: Denunció encierros prolongados en el sótano, agresiones físicas (como ser lanzado por escaleras), y amenazas extremas, incluyendo la utilización de payasos para intimidarlo y la amenaza de rociarle insulina para gatos en los ojos.
Las audiencias preliminares para Faber y Billotte están previstas para principios de enero, mientras el estado de Pensilvania busca justicia para la víctima de este atroz caso de abuso infantil.
Con información de Notitarde