En el sector Amana Arriba, ubicado al sur de Maturín, al menos dos viviendas continúan inundadas por el desbordamiento del río Amana que volvió a salir de su cauce desde este lunes 8 de julio.
Rosa Herrera, una de las afectadas, relató cómo su hogar se inundó por las fuertes lluvias que han caído en la capital monaguense en las últimas 48 horas.
«Cada año, cuando llueve sin tregua, mi casa se inunda. Una de las zonas más afectadas es la mía. Para poder drenar el agua debo romper una pared y luego repararla. Esta situación se repite cada vez que el agua invade mi hogar».
También expresó que no recibe apoyo por parte de las autoridades regionales, a pesar de haber solicitado reiteradamente ser reubicada debido a la delicada salud de uno de sus hijos.
«Tengo una hija con problemas renales y no puedo permitir que sufra por esta situación. Desde que la casa se inundó mis hijas, mis nietas y yo hemos tenido que refugiarnos en casas de los vecinos», lamentó Herrera.
Recordó las visitas esporádicas de las autoridades realizan en época de lluvia para fotografiar la situación, aunque sin ofrecer soluciones concretas.
Además mencionó que en medio de esta crisis, la solidaridad vecinal se puso de manifiesto. Esta familia ha recibido alimentos básicos enviados por los vecinos.
Herrera, quien trabaja como empleada doméstica, se ha visto imposibilitada de asistir a su trabajo debido a esta emergencia. «Ayer (lunes 8 de julio) logré conseguir leche para alimentar a mis nietas en casa de una vecina. Necesitamos urgentemente limpiar nuestra vivienda o ser reubicados», rogó.
Alivio en los habitantes de Amana Abajo
Por otra parte, los residentes de Amana Abajo respiran aliviados al ver cómo el nivel del río comenzó a descender, luego de haber inundado cuatro viviendas situadas en las proximidades de sus aguas.
«Gracias a Dios el río ha comenzado a descender. Desde el primer aviso de crecida, funcionarios de Protección Civil y representantes municipales se hicieron presentes para realizar un censo y tomar medidas preventivas», expresó Génesis Martínez, residente.
El pasado 2 de julio las fuertes precipitaciones, producto de los coletazos del huracán Beryl a su paso por las costas del oriente venezolano, provocaron inundaciones en los municipios Acosta, Caripe y Cedeño.
Más de 80 familias sufrieron afectaciones de diferente grado, incluso a algunas las llevaron a refugios temporales.
Igualmente, por las precipitaciones el servicio de agua desde la planta de Mundo Nuevo, en el estado Anzoátegui, continúa interrumpido en localidades de Punta de Mata y Maturín.
Fotos/Osmel Rodríguez
