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El colon irritable afecta a 15% de la población mundial

El trastorno es más común en mujeres y personas menores de 50 años de edad

Lejos de un simple malestar estomacal el síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno crónico que afecta la calidad de vida de quienes lo padecen. El día a día se convierte en un campo de batalla contra el dolor, la hinchazón y las alteraciones del ritmo intestinal.

El síndrome del intestino irritable, también llamado colon irritable, es un trastorno funcional gastrointestinal muy común que afecta al intestino grueso de millones de personas alrededor del mundo, y se caracteriza por dolor abdominal recurrente, a menudo acompañado de cambios en los hábitos intestinales, como diarrea, estreñimiento o una alternancia de ambos. Aunque no causa daños permanentes al intestino, sus síntomas pueden ser muy molestos.

Según la Organización Mundial de Gastroenterología, el SII afecta aproximadamente a entre 10% y 15% de la población mundial. Es más común en mujeres y en personas menores de 50 años. Sin embargo, su prevalencia real podría ser aún mayor debido a la falta de diagnóstico o a la confusión con otras afecciones digestivas.

Un misterio sin causa

Lo más frustrante del SII es que no tiene una causa única y detectable como una úlcera o una infección. No hay inflamación visible ni daño al intestino. Por ello se considera un trastorno de la interacción intestino-cerebro, lo que significa que hay una alteración en la forma en que el cerebro y el intestino se comunican.

Los especialistas en gastroenterología señalan que entre los factores que se cree que contribuyen a su aparición se encuentran las alteraciones en la movilidad intestinal. El movimiento del intestino puede ser demasiado rápido (causando diarrea) o demasiado lento (causando estreñimiento).

Otro elemento es la hipersensibilidad visceral. El intestino de las personas con SII puede ser más sensible a estímulos normales, por lo que interpretan el estiramiento o los gases como dolor.

El SII puede aparecer por desequilibrio de la microbiota intestinal. La composición de las bacterias buenas y malas en el intestino puede estar alterada en las personas. Las infecciones gastrointestinales previas se considera otra posible causa. Un episodio de gastroenteritis severa puede dejar el intestino hipersensible.

De igual manera, la ingesta de ciertos alimentos y los actores genéticos pueden desencadenar el colon irritable.

Con el estrés y factores psicológicos se debe tener mucho cuidado. Si bien no causan el SII, el estrés, la ansiedad y la depresión pueden exacerbar los síntomas.

Síntomas

Los síntomas del colon irritable pueden variar de persona a persona en intensidad y frecuencia. Los más comunes incluyen dolor o malestar abdominal con cólicos, que puede aliviarse después de evacuar.

Se presentan cambios en la frecuencia de las deposiciones. Puede haber episodios frecuentes de diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos. Los pacientes con síndrome del intestino irritable observan cambios en la apariencia de las heces. Las heces pueden ser más blandas o más duras de lo normal, y puede haber presencia de mucosidad.

Asimismo, se ha determinado que hay distensión abdominal y gases, es decir, sensación de hinchazón y aumento de la producción de gases.

En algunos casos, se presenta sensación de evacuación incompleta. Sensación de no haber vaciado completamente el intestino después de defecar.

Otros síntomas que pueden acompañar al síndrome de colon irritable incluyen fatiga, náuseas, dolor de espalda y necesidad urgente de evacuar.

¿Cómo curarlo?

El tratamiento del síndrome del intestino irritable se centra en aliviar los síntomas, ya que no existe una cura definitiva. Sin embargo, es importante acudir a un especialista, no solo para confirmar el diagnóstico sino también para que formule una dieta adecuada a los requerimientos nutricionales de la persona.

Los expertos en varios estudios afirman que algunas estrategias de tratamiento que pueden aplicarse son: cambios en la dieta, luego de identificar y evitar los alimentos que desencadenan los síntomas.

Se debe manejar el estrés. Recomiendan practicar técnicas de relajación, terapias cognitivo-conductuales o ejercicios.

El consumo de probióticos puede ayudar a equilibrar la flora intestinal.
Aseguran que algunos pacientes pueden utilizar diversos medicamentos como antiespasmódicos, antidiarreicos, laxantes, siempre bajo supervisión médica.

Lo que comes sí importa

La dieta juega un papel crucial en el manejo del síndrome del intestino irritable. Una dieta baja en Fodmap (carbohidratos de cadena corta y alcoholes de azúcar), que son mal absorbidos en el intestino delgado, ha demostrado ser efectiva para muchas personas. Se recomienda consumir frutas, como bananas, arándanos, melón, uvas, kiwi, naranjas, fresas.

Hay que comer verduras: zanahoria, pepino, berenjena, lechuga, espinaca, calabacín, pimiento (rojo, amarillo, verde). Además de incluir en la dieta granos: arroz (blanco e integral), avena, quinoa, pan sin gluten, pasta sin gluten, así como lácteos sin lactosa:

leche de almendras, leche de arroz, leche de coco, yogur sin lactosa, quesos duros como el cheddar y parmesano. Ingerir proteínas: carnes magras, pollo, pescado, huevos, tofu y también almendras (en porciones limitadas), semillas de chía y de calabaza.

Vía Últimas Noticias

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