La comunidad de Bihar, India, fue sacudida por la noticia de la detención de Amarjeet Sada, un niño de apenas ocho años, señalado como el asesino serial más joven del mundo. El menor fue aprehendido por la policía tras confesar el asesinato de la bebé Khushboo Khatun, de seis meses, elevando la notoriedad de esta olvidada comunidad a escala global.
La desaparición de la pequeña, hija de Parameshwari Devi, llevó a los vecinos a rastrear el terreno. La atención pronto se centró en Amarjeet Sada, quien con una frialdad desapasionada, confesó:
«Yo la maté. Está bajo el matorral.”
La brutalidad del acto quedó confirmada al encontrar el cuerpo de Khushboo bajo un arbusto, con una piedra manchada de sangre seca.
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Ante la policía, el pequeño, que no mostró resistencia ni remordimiento, confesó el crimen sin rodeos: “Lloraba mucho y no me gustó”.
El proceso policial se volvió aún más inquietante cuando un familiar reveló un secreto que la comunidad había mantenido por miedo al estigma: no era la primera vez.
- Víctima 1: La hermana pequeña de Amarjeet, fallecida meses atrás.
- Víctima 2: Un primo, otro bebé de escasos seis meses.
- Víctima 3: Khushboo Khatun.
Las dos primeras muertes habían sido atribuidas al infortunio o la negligencia. Todos los crímenes, cometidos sin testigos, tuvieron como víctimas a niños menores de un año, cuyos cuerpos presentaban signos de golpiza y asfixia.
Diagnóstico psicológico y consecuencias legales
Durante el interrogatorio en la comisaría de Begusarai, Amarjeet Sada mantuvo una serenidad desconcertante. Cuando se le preguntó la razón de sus actos, su respuesta fue simple y aterradora:
“Quería ver como se veían cuando dejaban de moverse.”
El informe preliminar de la psicóloga clínica concluyó que «el niño carece de empatía y no muestra comprensión del dolor causado. No expresa culpa ni miedo». Los expertos sugirieron un posible trastorno de personalidad antisocial de emergencia precoz.
Debido a la ley india, que prohíbe juzgar o condenar a prisión a menores de 18 años, Amarjeet fue enviado a un centro de rehabilitación juvenil, donde permanecerá bajo estricta vigilancia sin una condena formal.
El contexto social
La tragedia de Amarjeet se enmarca en la pobreza extrema de su familia, pertenecientes a la casta Dalits (la más baja de la India). Vecinos y maestros describieron a Amarjeet como un niño solitario, hosco, y propenso a hacer daño a animales, al que los otros niños temían, apodándolo «bhoot» (fantasma).
El pueblo de Mushahar, invadido por reporteros, cargó con el estigma y la superstición, interpretando el suceso como una «maldición» que había roto la inocencia infantil.
Con información de Noticias al día