Todos conocemos los efectos positivos que tiene el sol sobre nuestra piel. Nos ayuda a sentirnos mejor, favorece en la generación de vitamina D, previene y trata el acné…
Si conocemos efectos positivos, también es importante tener en cuenta cuáles son sus peligros. La exposición solar durante el verano y en las principales horas de calor del día, pueden llegar a ser perjudiciales para nuestra piel. Quemaduras, manchas, irritación o cáncer de piel son algunas de estas consecuencias.
Por todo ello, el protector solar es un producto que deberíamos de usar a lo largo de todo el año. Su uso diario puede resultar oclusivo para nuestra piel y si eso lo unimos a la sudoración y posible humedad, puede derivar en un aumento de la aparición de de granitos.
En el momento en el que sudamos, las células muertas se quedan ligadas a la piel y es menos probable que se desliguen de manera natural. La combinación de células muertas, sebo y restos de producto, en el interior del poro, es la mezcla perfecta para que las bacterias se reproduzcan y para que aparezcan granitos.
El SPF puede llegar a ser oclusivo derivando en la aparición de acné tras producirse una excesiva sudoración y una mala limpieza facial
Seguir una rutina es esencial, al igual que adaptar nuestra cosmética al momento del año en el que nos encontramos. Siguiendo estos 3 simples pasos para que el uso del protector solar no se convierta en un inconveniente para la salud de tu piel:
– Primero, realiza una limpieza suave y efectiva. Eliminar el exceso de sebo es imprescindible y si se elimina demasiada humedad la piel puede presentar irritación o inflamación. En el caso de que la piel se reseque, puede aumentar su producción de grasa, y en una mayor congestión de los poros. En este caso, una doble limpieza diaria tanto por la mañana como por la noche con una espuma limpiadora.
– Luego, eliminar al 100% el SPF. Si durante el verano es imprescindible, el resto del año también es indispensable. Los restos de protector solar pueden cooperar en el aumento de imperfecciones en la piel. Para eliminar cualquier rastro del producto tienes que usar un aceite limpiador.
– Por último, usar un protector que nos escude del sol, pero que no ensucie la piel.
Con información de 800Noticias.