Asimismo, pidió la liberación de los rehenes israelíes y la protección de las vidas de los inocentes en la Franja de Gaza.
Las declaraciones las emitió Parolin en una entrevista con los medios vaticanos y publicada por Vatican News.
El secretario fue consultado acerca de una iniciativa diplomática de la Santa Sede para mediar en el caso de Israel y Palestina, situación similar a la emprendida para el conflicto entre Rusia y Ucrania.
«La liberación de los rehenes israelíes y la protección de las vidas de los inocentes en Gaza están en el centro del problema creado por el ataque de Hamás y la respuesta del ejército israelí. Están en el centro de las preocupaciones de todos nosotros, del Papa y de toda la comunidad internacional. La Santa Sede está dispuesta a cualquier mediación necesaria, como siempre», aseguró.
Precisó que están tratando de «hablar con las instancias cuyos canales ya están abiertos».
Especificó que «cualquier mediación para poner fin al conflicto debe tener en cuenta una serie de elementos que hacen que la cuestión sea muy compleja y articulada, como la cuestión de los asentamientos israelíes, la seguridad y la cuestión de la ciudad de Jerusalén».
Mencionó que «una solución puede encontrarse en el diálogo directo entre palestinos e israelíes, alentado y apoyado por la comunidad internacional, aunque ahora será más difícil».
Además, Parolin tacha de «inhumano» el ataque perpetrado el pasado sábado por Hamás contra Israel pero pide proporcionalidad en la legítima defensa de Israel.
Expresó su preocupación por las víctimas civiles de los bombardeos de Gaza, y apuesta por la solución de los dos Estados «que permita a palestinos e israelíes vivir uno al lado del otro, en paz y seguridad».
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Ataque inhumano
«El atentado terrorista perpetrado por Hamás y otras milicias el sábado pasado contra miles de israelíes que se disponían a celebrar el día de Simjat Torá, al final de la semana de la fiesta de Sucot, es inhumano. La Santa Sede expresa su total y firme condena», dijo.
El secretario de Estado afirmó que están «angustiados por los hombres, mujeres, niños y ancianos que son rehenes en Gaza».
En tal sentido, reiteró que «es necesario recuperar el sentido de la razón, abandonar la lógica ciega del odio y rechazar la violencia como solución».
Puntualizó que «los agredidos tienen derecho a defenderse, pero la legítima defensa debe respetar también el parámetro de la proporcionalidad. No sé qué margen hay para el diálogo entre Israel y la milicia de Hamás, pero si lo hay, y esperemos que lo haya, debe buscarse de inmediato y sin demora. Esto para evitar más derramamiento de sangre, como está ocurriendo en Gaza, donde hay muchas víctimas civiles inocentes como consecuencia de los ataques del ejército israelí».
Una solución
En este contexto, Parolin propone «la solución de los dos Estados, que permitiría a palestinos e israelíes vivir uno al lado del otro, en paz y seguridad, respondiendo a las aspiraciones de la mayoría de ellos».
Subrayó que «esta solución, prevista por la comunidad internacional, últimamente ha parecido a algunos, en ambas partes, que ya no es factible. Para otros, nunca lo fue. La Santa Sede está convencida de lo contrario y sigue apoyándola».
En todo caso, remarca que ahora lo «justo» es «que los rehenes sean devueltos inmediatamente, incluso los que están en poder de Hamás desde los pasados conflictos» y, en este sentido, renueva el llamamiento lanzado por el Papa Francisco en los últimos días.
Añadió que «es justo que, en legítima defensa, Israel no ponga en peligro a los civiles palestinos que viven en Gaza».
«Es justo, indispensable diría yo, que en este conflicto -como en cualquier otro- se respete plenamente el derecho humanitario», precisó.
Parolin invita a los fieles a ayudar a los cristianos de Tierra Santa con «la oración y la cercanía espiritual y material».
«Nadie puede pensar en Palestina o Israel sin la presencia cristiana, que ha estado allí desde el principio y estará siempre. Es cierto que ahora la pequeña comunidad católica de Gaza -unas 150 familias- está sufriendo mucho. Y cuando sufre un miembro, sufre toda la Iglesia, así que sufrimos todos», concluyó.
Con información de 2001.
