Desde bien temprano este domingo los argentinos empezaron a llegar a las más de 100.000 escuelas habilitadas en todo el país para elegir a su próximo presidente, en un contexto marcado por la crisis económica y un malestar social generalizado desde un extremo al otro del país.
Existe una fuerte expectativa local por una posible reconfiguración del sistema político que represente una mejora en la compleja situación económica. “Estamos cansados, la inflación no nos da respiro, no podemos proyectar, ni ahorrar, ni viajar, es muy difícil seguir así”, dijo Cecilia Álvarez luego de emitir su voto en una escuela de Buenos Aires.
Su comentario representa al de gran parte de la población argentina, que llega a los comicios en medio de una profunda incertidumbre por la grave crisis económica que aqueja al país. Argentina se encuentra sumida en una espiral ascendente de inflación que trepó a más del 140 % anual, niveles históricos que no se habían registrado en los últimos 30 años.
Está previsto que las urnas cierren en torno a las 6:00 de la tarde, hora local. La incertidumbre por los resultados empezará a disiparse hacia las 10 de la noche, horario en el que se prevé se conozcan las primeras cifras con tendencias consolidadas, según informó Marcos Schiavi, titular de la Dirección Nacional Electoral (DINE), el órgano que tiene a cargo el recuento de las más de 104.000 mesas de votación desperdigadas por todo el país.
Para hacer todavía más compleja la situación social, al insólito índice de aumento de precios se le suma que el 40,1 % de la población se encuentra bajo la línea de pobreza -según datos oficiales revelados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina (INDEC)-, casi la mitad de los empleados trabajan en el ámbito informal y la moneda local se devalúa a ritmos acelerados frente al dólar.