El miércoles, el presidente Ali Bongo fue depuesto por miembros del ejército poco después de que las autoridades electorales anunciarán su reelección para un tercer mandato, tras 14 años en el poder.
Su padre, Omar Bongo, gobernó por más de 41 años este país rico en petróleo de África central.
En medio de escenas de júbilo, los militares nombraron como líder de la «transición» al general Brice Oligui Nguema, jefe de la guardia republicana, una unidad de élite del ejército. No precisaron cuánto durará dicha transición.
Según los militares, el general prestará juramento el lunes 4 de septiembre ante la Corte Constitucional, que será «restablecida temporalmente».
Por su parte, el general Oligui instó a «todos los responsables de los servicios del Estado» a garantizar «la continuidad y el funcionamiento de todos los servicios públicos», en un comunicado retransmitido por televisión.
También quiso «tranquilizar a todos los acreedores, socios en [cuestiones de] desarrollo», asegurándoles que «se tomarán todas las medidas para garantizar el respeto de los compromisos» de Gabón «tanto en el plano exterior como interno».
Los militares restablecieron el acceso a internet y las transmisiones de tres grandes medios que habían sido suspendidos el sábado por el gobierno de Bongo. Sin embargo, mantuvieron un toque de queda nocturno y el cierre de las fronteras.
Pedido de la oposición
El golpe se dio horas después de que la autoridad electoral declaró a Bongo como ganador de las elecciones del sábado con 64,27% de los sufragios.
La votación, condenada por la oposición como fraudulenta, fue anulada por los militares.
Este jueves, la oposición salió de su silencio y pidió a los golpistas que reconozcan la «victoria» de su candidato, Albert Ondo Ossa, en las presidenciales, que lideró la plataforma Alternance 2023 en los comicios.
El portavoz de ese movimiento instó a los militares a «supervisar» la «reanudación del proceso de centralización de los resultados» de las presidenciales para «oficializar» la victoria de Ondo Ossa en las urnas.
De momento, los golpistas no respondieron al llamado de la oposición.
Situación de Bongo
Otro tema pendiente es el futuro de Ali Bongo.
El líder depuesto fue electo por primera vez en 2009 tras la muerte de su padre, quien habría amasado una fortuna de la riqueza petrolera de Gabón.
Fue reelecto en 2016 en una elección ferozmente disputada antes de sufrir en 2018 un paro cardíaco que debilitó su poder.
Los golpistas declararon que Bongo está bajo arresto domiciliario y «rodeado de su familia y sus médicos».
Uno de sus hijos, Noureddin Bongo Valentin, fue detenido por «alta traición».
También fueron detenidos altos funcionarios del régimen, consejeros de la presidencia y los dos principales responsables del poderoso Partido Democrático Gabonés (PDG), acusados de traición, malversación, corrupción y falsificación de la firma del presidente.
Exclusión de la Unión Africana
El golpe fue condenado por la Unión Africana en un continente donde las fuerzas armadas tomaron el poder en otros cinco países desde 2020.
El jefe diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, expresó cautela al apuntar que los militares intervinieron después de una elección injusta.
«Naturalmente, los golpes militares no son la solución, pero no debemos olvidar que en Gabón hubo unas elecciones llenas de irregularidades», declaró Borrell este jueves.
Preocupación internacional
En las calles de la capital y del centro económico de Port-Gentil, grupos de pobladores jubilosos celebraron el miércoles.
En Libreville, unas 100 personas gritaban «¡Bongo fuera!» y aplaudieron a los policías en trajes antimotines, observó un periodista de AFP.
La ONU condenó el golpe y pidió a los militares garantizar la seguridad de Bongo y su familia.
El Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó estar «profundamente preocupado» y se mantuvo «firmemente opuesto a las tomas militares», pero cuestionó la «falta de transparencia y los informes de irregularidades en las elecciones».
La votación se hizo sin observadores internacionales y la organización Reporteros Sin Fronteras denunció que periodistas extranjeros tuvieron restricciones para cubrirla.
Desde 2020 hubo golpes militares en Malí, Guinea, Sudán, Burkina Faso y Níger.
Con información de Globovisión.