
Entre calles llenas de tierras y bache caminan los habitantes de la comunidad La Revolución, ubicada en la parroquia Boquerón de Maturín, lugar que además no cuenta con el servicio de aseo urbano desde hace más de una década.
Un total de 300 habitantes, residen en esta comunidad en la que se observan deficiencias en los servicios públicos y básicos. Los lugareños expresan su indignación porque no cuentan con asfaltado, aceras ni aseo público desde hace 15 años, tiempo en que fundaron el sector.

Falta de rutas de transporte público
En la comunidad de La Revolución y zonas aledañas en Boquerón, la falta de transporte público cercano obliga a los residentes, en su mayoría sin vehículo propio, a caminar largos trayectos hasta la avenida principal para poder acceder a este servicio.
Esta es una problemática que aumenta la frustración entre los vecinos, dado que les impide tener una buena calidad de vida por la ausencia de asfaltado en la zona. Por lo tanto, esto ha traído repercusiones en otros servicios, como lo es el aseo público, lo que ha obligado a los residentes a desechar sus residuos en terrenos baldíos o quemarlos para evitar la acumulación de basura en sus hogares.
“Aquí los botadores de basura son en una laguna por el Dionisio Núñez, la mayoría de las personas desechan sus desperdicios allí”, expresó Eliannys Rojas, residente de la comunidad.
“Ausencia de educación escolar y espacios recreativos”
Los habitantes destacan que no cuentan con espacios recreativos ni escuelas cercanas a la comunidad. Debido a la falta de transporte público cercano, los residentes deben bajar generalmente a pie hasta Tipuro o el sector La Sabanita del Zorro para poder llevar a los niños a sus respectivas escuelas.
«Para las autoridades o entes gubernamentales, por lo menos hagan recorridos más seguido por la comunidad», indicó la visitante de la comunidad, Marys Lara.

Por todas estas situaciones planteada, sus habitantes exigen atención inmediata para mejorar los servicios e infraestructuras que mejorarán con su calidad de vida.
Fotos: Juan Carlos Goitía