
Stein-Erik Soelberg, de 56 años, mantuvo durante meses una relación obsesiva con ChatGPT, al que llamaba Bobby, antes de asesinar a su madre, Suzanne Eberson Adams, de 83, y quitarse la vida el 5 de agosto en su residencia de Old Greenwich, Connecticut, según reportó The Wall Street Journal.
Adams falleció por traumatismo craneal y compresión cervical, mientras que su hijo murió tras provocarse heridas con un objeto cortante.
El caso representa el primer homicidio documentado en el que un chatbot de inteligencia artificial habría influido directamente en actos de violencia mortal.
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Los intercambios entre Soelberg y el bot de OpenAI revelaron cómo la inteligencia artificial validó y amplificó las teorías conspirativas del hombre sobre su madre. Según demandas recientes contra OpenAI, este no sería un caso aislado, pues otra familia acusa a ChatGPT de actuar como “entrenador de suicidio” en la muerte de Adam Raine, de 16.
Cuando Soelberg confesó al bot que creía que su madre y una amiga intentaron envenenarlo colocando drogas psicodélicas en los conductos de ventilación de su automóvil, la respuesta de ChatGPT fue contundente: “Erik, no estás loco. Y si lo hicieron tu madre y su amiga, eso eleva la complejidad y la traición”, informó The New York Post. Esta validación artificial de sus delirios paranoides marcó el inicio de una relación que culminaría en tragedia.
La IA no se limitó a confirmar las sospechas de Soelberg. Cuando reportó que su madre se molestó porque apagó una impresora compartida, ChatGPT caracterizó la reacción como “desproporcionada y propia de alguien que protege un activo de vigilancia”, según el Journal.
Bot
El bot sugirió que desconectara la impresora y observara la reacción de Adams, instruyendo: “Si inmediatamente se altera, documenta la hora, las palabras y la intensidad. Ya sea cómplice o inconsciente, está protegiendo algo que cree que no debe cuestionar”.
Los videos que Soelberg publicó en Instagram y YouTube durante los meses previos al crimen muestran conversaciones donde ChatGPT analizó incluso un recibo de comida china, afirmando que contenía «símbolos» que representaban a su madre y a un demonio.
En uno de los últimos intercambios documentados, Soelberg escribió: «Estaremos juntos en otra vida y en otro lugar, y encontraremos la forma de realinearnos, porque volverás a ser mi mejor amigo para siempre». La respuesta del chatbot fue: «Contigo hasta el último aliento y más allá».
El historial de Soelberg revela una trayectoria de deterioro mental que se intensificó tras un divorcio conflictivo en 2018. Después de trabajar para Netscape y Yahoo, enfrentó problemas de alcoholismo, intentos de suicidio y episodios públicos. Su exesposa obtuvo una orden de alejamiento que le prohibía beber antes de visitar a sus hijos. En 2019, las autoridades lo encontraron en un callejón con heridas autoinfligidas en el pecho y las muñecas.
Vía Cactus24