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Incumplimiento del calendario escolar profundiza la pobreza de aprendizajes

La pérdida de clases debido a la aplicación del horario mosaico, las fallas en los servicios públicos y la deserción docente no permitió dar cumplimiento al programa escolar en los planteles públicos. Esta situación generó que en un alto porcentaje de instituciones, más de 70% de los menores de edad pasara de…

La pérdida de clases debido a la aplicación del horario mosaico, las fallas en los servicios públicos y la deserción docente no permitió dar cumplimiento al programa escolar en los planteles públicos. Esta situación generó que en un alto porcentaje de instituciones, más de 70% de los menores de edad pasara de grado con graves fallas de conocimiento

Alrededor de 70% de las escuelas públicas del país -que agrupan 85% de la población estudiantil venezolana- establecieron durante el año escolar 2022-2023 el llamado horario mosaico que redujo el número de clases semanales, de acuerdo con estimaciones de la Federación Venezolana de Maestros (FVM). Si bien la medida surgió como protesta por parte de los docentes en reclamo a sueldos dignos, las autoridades educativas de gran parte de la nación dieron su aprobación ante la imposibilidad de los maestros para asistir a los salones de clases toda la semana. El salario actual de los docentes, que no supera los 800 bolívares mensuales, no alcanza siquiera para cubrir el transporte público para asistir a las instituciones educativas.

Para Carmen Teresa Márquez, presidenta de la FVM, que los jefes de las distintas zonas educativas del país y los supervisores de aulas dieran su visto bueno al horario mosaico refleja que el Estado venezolano está consciente de la grave crisis que padecen los docentes, quienes este año han protagonizado 3.186 protestas para exigir mejoras salariales sin obtener una respuesta positiva por parte de las autoridades.

Con el horario mosaico cada institución estableció cuántos y cuáles días a la semana impartir clases, tomando en cuenta las posibilidades de los docentes. Mientras que en algunos colegios los niños asistieron a las aulas tres días o más semanales, en otros solo fueron solo dos o menos días.

En general ni en las escuelas públicas ni privadas hubo un cumplimiento del calendario escolar, el cual establece 180 días de clases. Sin embargo, en las instituciones donde se aplicó el horario mosaico la situación fue mucho más alarmante. Por ejemplo, los colegios que desde enero hasta julio impartieron clases dos días a la semana, solo laboraron un total de 48 días. Es decir, escasamente alcanzaron 40% de lo establecido en el calendario escolar.

En este último año a la crisis docente se le sumó la suspensión de actividades debido a las fallas en los servicios públicos. En 20% de los planteles no hubo clases por falta de agua y en 11% por falta de electricidad, de acuerdo con datos de la organización Con la Escuela.

Además, 42% de los docentes reportaron inasistencias de los niños durante los días en los que no se otorgó el Programa de Alimentación Escolar (PAE), y 22% de los maestros dicen que tienen niños que faltan a clases porque trabajan.

Pobreza de aprendizajes

El alto índice de pérdida de clases no permitió dar cumplimiento con el programa escolar. Así lo confirmó a El Nacional una docente de educación básica que trabaja en una escuela pública del estado Miranda, quien explicó que durante el año dieron prioridad a las áreas de Matemática, Lengua y Sociales, mientras que quedaron por fuera Educación física, Ciencias naturales y Artes plásticas.

«Las consecuencias de esta situación es, entre otras cosas, lo que internacionalmente se llama rezago de aprendizajes, pérdida de aprendizajes o pobreza de aprendizajes, algo que ya venían presentando los jóvenes tras la pandemia», alertó Rose.

La pobreza de aprendizajes es un indicador que mide el porcentaje de niños que no puede leer y comprender un texto simple a los 10 años, de acuerdo con el Banco Mundial.

Un estudio piloto realizado por la organización Con la Escuela a mitad de año escolar en varias instituciones de Caracas y el estado Miranda determinó que en promedio los niños de tercer grado pueden leer solo 45 palabras por minuto, aún cuando los estándares internacionales establecen que en esta etapa deben leer 85 palabras por minuto y en segundo grado una media de 60 palabras por minuto.

Pérdida de capital profesional

Además de la baja calidad de la educación pública en el país, alrededor de 1,5 millones de niños, niñas y adolescentes no están escolarizados actualmente en Venezuela, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) de 2022.

La pobreza es el principal factor para la exclusión educativa debido a que los hogares buscan maximizar el aprovechamiento de su fuerza de trabajo para compensar la merma de los ingresos familiares. Asimismo, 35% de los jóvenes de entre 12 y 17 años de edad y 22% de entre 18 y 24 años abandonan los estudios porque consideran que no son importantes.

Con información de El Nacional.

Angri Delgado

Licenciada en Comunicación Social, con 13 años de experiencia en medios: impresos, TV, radial e institucional. CNP N: 26.239, PNI-33.257

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