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J Balvin ofrece un concierto de más de siete horas con 25 artistas invitados en Medellín

Y como sorpresa internacional, 50 Cent cerró la noche y dejó a todo el estadio en shock. Su aparición fue inesperada incluso para los fans más atentos

J Balvin vivió una de las noches más importantes de su carrera con un concierto de más de siete horas en el Estadio Atanasio Girardot de Medellín, un espectáculo descomunal que transformó la ciudad en una celebración colectiva. La energía fue tan grande que muchos ya lo llaman el show más ambicioso y emotivo que el colombiano ha dado en toda su trayectoria.

Producción imponente y un mensaje claro: Medellín primero

El montaje del concierto fue un espectáculo por sí mismo. El escenario, diseñado en 360°, rodeó a Balvin de su público en todo momento, logrando que cada asiento del estadio fuera un punto privilegiado. Más de 70 bailarines, en su mayoría colombianos, acompañaron las coreografías que cambiaban de estilo conforme avanzaban los diferentes bloques del show.

Desde la entrada ya se sentía que era una noche especial: miles de asistentes recibieron flores como parte de un gesto simbólico que buscaba conectar al público con la esencia primaveral y creativa de Medellín. Todo estaba pensado para que la ciudad se sintiera protagonista.

Un concierto que se volvió festival: más de 25 invitados

Lo que se vivió sobre el escenario fue prácticamente un festival sorpresa. Balvin reunió a una lista impresionante de artistas que fueron apareciendo a lo largo de la noche. Entre ellos, figuras esenciales del reggaetón y el trap como Daddy Yankee, Farruko, Feid, Ryan Castro, Eladio Carrión, Tito el Bambino, Yandel, y muchos más.

Uno de los momentos más celebrados fue la aparición de Maluma, quien convirtió el estadio en un grito colectivo. Ambos compartieron un abrazo sincero que simbolizó años de historia, admiración y evolución dentro de la música colombiana. Para muchos, ese gesto fue uno de los corazones emocionales del concierto.

Y como sorpresa internacional, 50 Cent cerró la noche y dejó a todo el estadio en shock. Su aparición fue inesperada incluso para los fans más atentos.

Un homenaje íntimo que detuvo el estadio

Entre explosiones de energía, también hubo un espacio para la sensibilidad. Antes de interpretar Río, Balvin vio un mensaje grabado de su pareja y su hijo, quienes no pudieron estar presentes. La sorpresa lo quebró en lágrimas frente a miles de personas, creando uno de los momentos más humanos del evento. La ovación fue inmediata: el estadio completo respondió con cariño y respeto.

Colombia como identidad, como historia y como destino

El concierto fue una línea del tiempo de su carrera, pero también un manifiesto artístico sobre sus raíces. Cada bloque, cada invitado y cada visual hacía referencia a su ciudad, a su cultura y a las personas que lo han acompañado desde sus inicios. Fue un tributo a Medellín, a la escena urbana colombiana y a la música latina que hoy domina el mundo.

Al final, entre luces, fuegos artificiales y un estadio que se negaba a irse, quedó claro que esta noche marcó un antes y un después para J Balvin. No fue solo un récord de duración ni una reunión de estrellas: fue un acto de identidad y un mensaje de agradecimiento. Una noche en la que Medellín y Balvin se abrazaron de vuelta.

Vía Globovisión

Noelis Idrogo

Periodista en La Prensa de Monagas

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