
Shakira ha integrado acompañamiento psicológico profesional en su gira Las mujeres ya no lloran, un servicio financiado íntegramente por ella para aliviar el desgaste emocional de su equipo. Natalia Palomares, bailarina española del tour, destacó en entrevista con ¡HOLA! que este recurso es crucial ante la exigencia de estar «lejos de los tuyos»: «Hay días y hay días […] Lo espectacular es que podemos tener sesiones con profesionales siempre que queramos». La iniciativa refleja el compromiso de la artista con la salud mental, inspirado en su propia terapia tras su separación de Gerard Piqué, donde recibió tratamiento de emergencia en Miami para superar la depresión.
Mientras la industria musical debate la sostenibilidad de este enfoque, Palomares defiende su necesidad: «En mi opinión esto es increíble y muy necesario». Shakira extiende así su filosofía de empoderamiento —visible en sus «10 mandamientos de la loba» que promueven el apoyo entre mujeres— al ámbito laboral. Este modelo contrasta con incidentes aislados de tensión, como el gesto crítico hacia la bailarina Darina en Bogotá durante un ajuste de última hora, que generó polémica en redes.
¿Un método que cambiará a la industria?
La gira prioriza conexiones auténticas: en Barranquilla, el equipo bailó en chivas (buses tradicionales) y probó arepas con huevo, integrando la cultura local como terapia grupal. Shakira también incluyó a sus hijos Milan y Sasha en el carnaval barranquillero, usando sus raíces como herramienta de resiliencia: «Orgullosa de enseñarles mi cultura y la alegría de mi gente». Estas experiencias fortalecen el vínculo del equipo, mitigando el estrés de cancelaciones como las de Medellín, donde fallas logísticas obligaron a posponer shows.

Expertos señalan que Shakira está creando un precedente: al combinar apoyo psicológico con integración cultural, redefine el manejo de salud mental en giras internacionales. Su inversión en bienestar —reportada como «única» por bailarines— ya inspira a otros artistas. «El tour es matemáticamente exigente, pero ella humaniza cada detalle», afirma una fuente cercana, subrayando cómo la cantante convierte adversidades (como su crisis personal) en pilares para proteger a su «manada» —mandato clave de su decálogo feminista.
Vía Diario 2001