
El papa Francisco, fallecido este lunes 21 de abril de 2025, tuvo cuatro hermanos y solo uno está con vida: María Elena Bergoglio, quien vive en Argentina. Sin embargo, desde que fue elegido como sucesor de Pedro, en el 2013, Francisco dejó de ver a su hermana porque nunca regresó a su país natal.
María Elena es la menor de los hermanos Bergoglio, mientras que Jorge Mario era el mayor. Se llevaban 11 años de diferencia.
«Hablamos una vez por semana, nos escribimos cartas… hasta hace poco él cocinaba cuando nos veíamos. Le encantaban sus calamares rellenos y el risotto de hongos que aprendió de nuestra abuela italiana», le dijo María Elena al diario La Nación en una entrevista, en el 2013.
María Elena quiso viajar al Vaticano para saludar a su hermano, pero los médicos le dijeron que no era recomendable debido a su frágil estado de salud.
La hermana menor del papa Francisco está deteriorada físicamente y vive bajo el cuidado de monjas en una institución religiosa en las afueras de Buenos Aires. Tuvo dos hijos y se separó de su esposo.
Una escultura unió al papa con su hermana
Aunque los hermanos Bergoglio nunca volvieron a verse y darse un abrazo, el artista Gustavo Massó, amigo del pontífice, logró unirlos simbólicamente. En el 2019, Massó viajó al Vaticano y le entregó a Francisco una escultura con la forma de una mano femenina y un mensaje grabado que lo conmovió.
La escultura era la mano de María Elena, y el mensaje decía: «Mira que me gustaría estar contigo y abrazarte. Créeme que estamos abrazados. A pesar de las distancias estamos muy abrazados».
Años después, Massó rememoró que el Papa no pudo contener la emoción. Acarició esa escultura como si pudiera tocar a su hermana. La escultura permaneció sobre su escritorio en el Vaticano hasta el final de sus días.
Para algunos analistas argentinos, la distancia con su hermana María Elena significó la mayor renuncia personal que asumió Francisco durante su pontificado.
Vía | El Nacional