Este lunes, el Papa León XIV firmó un decreto que recorta las facultades de control centralizado sobre la gestión de activos, devolviendo una mayor autonomía operativa al Instituto para las Obras de Religión (IOR), mejor conocido como el Banco Vaticano.
La decisión del nuevo pontífice revierte la histórica reforma financiera iniciada por su predecesor, el Papa Francisco, cuyo objetivo principal fue centralizar la gestión de todas las inversiones y activos de la Santa Sede.
La decisión da a los departamentos del Vaticano la libertad de utilizar bancos extranjeros, en respuesta a algunos funcionarios que se habían quejado desde la reforma de 2022, señalando que la medida de Francisco había dado al banco demasiado poder sobre otros departamentos del Vaticano, que ni siquiera podían tener inversiones en bancos de la cercana Italia.
De acuerdo a un reporte de Bloomberg, a inicios de junio la institución financiera registró un aumento de sus ganancias en 7 %, ascendiendo a 32, 8 millones de euros en 2024, en parte gracias a las iniciativas de Francisco para sanear las finanzas de la Santa Sede, históricamente marcadas por el secretismo y casos de corrupción.
Vía | El Universal
