El entierro se logró gracias al financiamiento del gobierno mexicano
«Mami me agarraron preso, mami me agarraron preso, madrecita», estas fueron las últimas palabras de Rannier Edelber Requena Infante, de 29 años, a su madre, antes del incendio en la estación migratoria de la fronteriza Ciudad Juárez, en el norte de México el pasado 27 de marzo.
Rannier laboraba en un cine y tenía apenas tres meses en tierras mexicanas. La madre de la víctima, Anyi Infante, expresó que su hijo viajó a Estados Unidos para darles una mejor calidad de vida a sus dos hijas, una de ellas con condición especial, «tiene tres años y no camina», reseñó.
El joven era oriundo de San Juan de Los Morros, estados Guárico. Según su madre, las pocas oportunidades y dificultades económicas lo llevaron a salir del país.
«Viajó a Ecuador, de Ecuador viajó a Colombia y cruzó la selva del Darien», fue el caso de Oscar José Regalado Silva de 25 años quien tenía el sueño de encontrar estabilidad económica, tenía cuatro meses en México y un hijo de tres años que dependía de su sustento.
Endreina Silva, hermana de la víctima, pide justicia «queremos saber en verdad que pasó».
El proceso de repatriación de los migrantes que murieron tras el incendio en la estación migratoria de la fronteriza Ciudad Juárez, en el norte de México, concluyó el domingo 16 de abril, con el traslado de los cuerpos de siete venezolanos, informó el gobierno del estado de Chihuahua
Los cuerpos sin vida fueron trasladados hasta sus ciudades de origen, familiares manifestaron que el entierro se logró gracias al financiamiento del gobierno mexicano.
Con información de Notitarde